El cartel de la OPEP es una asociación de sátrapas, dominado por los países árabes del Próximo Oriente, dotados de salvajes autarquías islámicas que en un tiempo han financiado el terrorismo religioso, que privan a las mujeres de los derechos fundamentales y que criminalizan al colectivo LGTBI. La OPEP está formada por 14 países de los cuales cinco son miembros fundadores (Arabia Saudí, Kuwait, Irán, Irak y Venezuela), el resto son Argelia, Angola, Ecuador, Libia, Nigeria, Catar, Gabón, Indonesia y Emiratos Árabes Unidos.
Pues bien, esta organización, capitaneada en buena medida por el lobby de los países árabes del Golfo, con la criminógena Arabia Saudí a la cabeza, se ha puesto del lado de Putin en el conflicto con Ucrania y ha decidido reducir la producción para mantener el estratosférico precio actual del petróleo. Hasta los Estados Unidos, socios tradicionales de Riad, se han indignado con esta actitud incomprensible, y Biden ha anunciado represalias.
Para mayor escarnio, la comunidad internacional obsequia en unas semanas a la región –a Catar en concreto– con un Mundial de Fútbol, obtenido, según diversas fuentes, mediante corruptelas y malas artes, para lucimiento de este medieval escenario autoritario y machista. Muchas delegaciones llevarán un brazalete con la bandera LGTBI para irritar al anfitrión pero lo lógico sería ir más allá, cancelar el viaje y dar la espalda a esta cultura retrógrada que es en sí misma una ofensa para todos los demócratas de planeta.
@Apapell
