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Sobre la prohibición de fumar

Estos días atrás las páginas de este periódico recogían una iniciativa del Gobierno de Cataluña para aprobar una nueva ley dirigida a prohibir fumar en las terrazas de los establecimientos de hostelería y en otras zonas públicas como las paradas de autobuses.

En nuestro país la legislación sobre el consumo de tabaco en lugares públicos se introdujo en la Ley 28/2005, de Medidas Sanitarias frente al Tabaquismo y Reguladora de la Venta, el Suministro, el Consumo y la Publicidad de los Productos del Tabaco. De esta manera, con el mismo título de esta la ley –aprobada bajo el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero– se pretendía conseguir un gran avance en las políticas de salud pública. No obstante, el texto legal incluía excepciones y permitía fumar en bares y restaurantes según su superficie y la habilitación de zonas de fumadores. Posteriormente, con la Ley 42/2010, a iniciativa igualmente del Ejecutivo socialista, la prohibición de fumar se extendió a cualquier espacio cerrado de uso colectivo, y, también, prohibió fumar en algunos lugares abiertos y zonas acotadas en los parques infantiles. Además, eliminó las zonas que hasta entonces estaban habilitadas en espacios cerrados de los aeropuertos.

Legislar para limitar el consumo de tabaco en lugares públicos y subir los impuestos de tabaco, son estrategias que se predican como eficaces para disminuir el daño del tabaco. Así parece que la prohibición de fumar en espacios públicos está orientada a evitar la exposición pasiva de la población al humo del tabaco. Se trata de proteger a los llamados fumadores pasivos de los efectos nocivos que les puedan alcanzar en esos espacios públicos. Los fumadores activos, conscientes de los riesgos que para su salud provoca el tabaco, quedan cada vez más relegados de poder fumar en los espacios públicos, como significativamente quedó demostrado con la normativa aprobada por algunas Comunidades Autónomas durante la pandemia.

Naturalmente, como dijimos entonces, fumar no es un derecho fundamental pero sí lo es el derecho a la libertad individual donde encajan libres decisiones del ciudadano como pueden ser fumar o consumir comida basura.

Con estas próximas medidas legislativas sobre la prohibición de fumar es posible que muy pronto los fumadores se vean abocados a ejercer su libertad en un único espacio: la intimidad de sus domicilios.

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