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Ceferino de Blas.

Puerta del Sol, espacio protegido

La justicia ha decretado que la arquitectura es lo más importante que existe en la Puerta del Sol, incompatible con los paneles animados de un edificio contiguo. Significa que nunca se asemejará a un Times Square plagado de carteles luminosos, porque lo que la caracteriza son los edificios. Parece una decisión acertada que comparte la mayoría de los vigueses.

Hace años, en una de sus visitas a la ciudad, el gran escritor Manuel Vázquez Montalbán, creador del personaje de Pepe Carvalho, que inspira a tantos autores de novela negra, subía con unos amigos por la calle Carral, y al contemplar el edificio del Simeón iluminado, que hacía poco tiempo había sido rehabilitado, exclamó fascinado “¡qué hermoso es!”.

La Puerta del Sol será, cuando concluyan las obras de acondicionamiento, y tras la conversión en zona peatonal, el epicentro de la ciudad, lugar de encuentro y de expansión de vigueses y forasteros. Ya es el kilómetro cero.

Nunca se asemejará a un Times Square plagado de carteles luminosos, porque lo que la caracteriza son los edificios

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Fue un punto de referencia desde antiguo. Por eso fue elegida, en 1896, para instalar las primeras luces que se encendieron oficialmente en Vigo, junto a las de la plaza de la Constitución. En ambas comenzó a funcionar el alumbrado eléctrico.

Por su atractivo, allí se ubicaron los comercios más elegantes de la ciudad, dos con reminiscencias francesas, pues los vigueses admiraban lo que llegaba de la capital gala. El de mayor prestigio era “La Villa de París”, que ocupó un precioso edificio diseñado por Jenaro de la Fuente, cuya desaparición en los setenta causó consternación. Lo siguió, a comienzos del pasado siglo, “El Louvre”.

Eran los innovadores de la moda en Vigo, con sus talleres de alta costura, cuando la diseñaban y confeccionaban las costureras. Algunas venían de París, y eran tan conocidas que cuando regresaban a su país lo anunciaba la prensa.

“El Louvre” ponía anuncios como éste: “Se necesitan buenas oficialas para sus talleres de modistería y sastrería”.

Quien vea la película “Alta costura”, que se exhibe actualmente en los Cines Norte, comprenderá lo que suponían estas profesionales para los distinguidos comercios de entonces, que marcaban las tendencias de la moda. Las novedades.

El dato ejemplifica que la Puerta del Sol acogía la elegancia que se revestía de edificios esplendorosos, comenzando por el Moderno, un proyecto del gran arquitecto Michel Pacewicz, que primero fue Hotel, y en los años cincuenta fue renovado por el cineasta Cesáreo González.

La margen izquierda la ocupaba un conjunto de siete edificios de Jenaro de La Fuente que empezaba con “La Villa de París”, antes de su demolición, y guardaban cierta similitud en su composición. Destacaba el del comerciante Pardo Labarta y finalizaba con Casa Ledo, a la entrada de la calle Abelaira Menéndez.

El conjunto de las edificaciones sublima el entorno, en el que se singulariza la obra del escultor Francisco Leiro, el popular Sireno, que medra en belleza en la soledad del centro de la plaza.

Complemento indispensable es la plaza de la Princesa, que acuñó este nombre en 1852, al nacimiento de la Infanta Isabel, la popular “Chata”, un personaje que quiso tanto a Vigo que fue la que inició el turismo a las Cíes. La plaza, a más de historia -fue venta de pescado y cobijó el primer teatro que hubo en la ciudad-, se adorna con dos elementos indispensables, los árboles, que tan en falta se echan en el entorno, porque la Puerta del Sol es pétrea y carece de ellos, y el arco que conduce al Vigo Vello.

Persiste la excepción de los edificios contiguos de la calle Abelaira Menéndez y la plaza de Argüelles, que precisan una pronta remodelación

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Si la Puerta del Sol sobresale por su edificación, y por ser un muestrario de grandes arquitectos –De la Fuente, los Gómez Román, Pacewicz–, con alguno de los ejemplos más representativos del urbanismo local, debería insistirse en la rehabilitación de algunos de la numeración par, como el que acogió a “El Louvre”, en el que todavía se ven letreros de las secciones.

Pero persiste la excepción de los edificios contiguos de la calle Abelaira Menéndez y la plaza de Argüelles, que precisan una pronta remodelación. El que ocupaba el comercio “El Revendible” parece que está en fase de rehabilitación. Pero emite un incontenible grito de fealdad una medianera que supone un desdoro para el lugar del que todos los vigueses deben sentirse orgullosos. Si no se recupera ese inmueble debería disfrazarse la pared con un mural como los muchos que lucen en la ciudad. Lo agradecerían los vigueses y la estética.

Si siguiera entre nosotros el gran historiador del urbanismo local, Jaime Garrido, habría hecho una descripción, edificio a edificio, que justificaría la belleza de la Puerta del Sol, uno de cuyos ejemplares entusiasmó a Vázquez Montalbán. Como alternativa, para quienes deseen ilustrarse, que lean su libro “A arquitectura da pedra en Vigo” u otros en los que se explaya sobre edificios y arquitectos.

Es una fantástica manera de conocer Vigo, que se caracteriza por su sobresaliente arquitectura de piedra, y un buen ejemplo está en Puerta del Sol, espacio protegido.

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