Entre cancilleres alemanes anda el asunto del gas que salpica a la isla energética española, siendo una península. Nos cambian la morfología geográfica según interés de las partes. Alemania, como siempre, amiga.

Los alemanes están obsesionados con nuestras islas desde tiempos de Helmut Kohl, buen amigo de Felipe González, nada que ver con la relación Scholz-Sánchez.

Helmut solía escribir largas cartas a González, le ponía al día en todo lo relacionado con Gorbachov: euromisiles y centrales nucleares, de gas conversaban poco.

Para el próximo invierno alemán, Olaf Scholz carga tintas sobre su predecesora, Merkel, “se dejó querer del gas ruso”. No tienen otra ocurrencia que decirnos a los demás europeos que si ellos van a pasar frío el resto también.

La química entre Olaf y Pedro Sánchez no es, ni de lejos, la que había entre González y Kohl, pero de tenerla éste le hubiera mandado la siguiente carta, equivalente a las que el demócrata cristiano remitía al socialista González:

Estimado Pedro: Tras la reunión con Vladimir, no llegamos a un acuerdo en materia de misiles de largo alcance, le veo cabreado, al punto que en la mesa de reunión nos separaban unos veinte metros, es más, me puso a un correveidile porque no le escuchaba. No salgo de mi asombro. Por cierto, la mesa es vuestra.

Respecto a Ucrania no avanzamos. Dice que nos había avisado y que los de Occidente le tenemos manía. –¡Os vais a enterar!–, amenaza.

Al plantearle qué pasará con el gas que nos envía, me contesta que tienen que cambiar la bobina de impulsión, y que no estará reparada hasta el verano de 2023, que nos arreglemos con el carbón este invierno. ¿Cómo tenéis ahí las Cuencas?, ya me dices.

Querido amigo, sabedores que en España sois una isla energética, os propondríamos recuperar la península que fuisteis. Con esta idea mataríamos dos pájaros de un tiro –perdona la hipérbole, sé que no te gusta la caza.

Ya que tenéis más regasificadoras que toda la Unión Europea, en la que os metió Helmut, podéis enviarnos el gas que os llega de Argelia. En esto Vladimir dijo que no se inmiscuiría. O sea, os arreglamos el entuerto con los argelinos y además acabamos el MidCat, ese que tenéis a medias.

Si te parece, Pedro, el gasoducto MidCat que tenéis en ciernes, desde 2005, lo podemos habilitar en menos que canta un gallo, nosotros nos encargaremos de hablar con la Generalitat, no vaya a ser que pase lo de los Juegos Olímpicos de Invierno entre Aragón y Cataluña: se lo quieren llevar al desierto de Arabia Saudí, todo es posible habiendo dólares. Unos fabrican hielo a cincuenta grados para montar en esquí, y nosotros ya ves, congelados.

Respecto al tránsito por Francia del MidCat, te rogaría, tú que dominas el francés, hables con Macron. Puedes prometerle que, una vez tengamos tantas nucleares como ellos, pues que retiramos el gasoducto, tan amigos.

Total, radiación arriba o radiación abajo, estaremos todos igual de expuestos, por lo menos no pasaremos más frío.

Tuyo afectísimo. A ver si nos vemos por Doñana.