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Marcelino Otero López

Tonto el último

Anda la economía revolucionada por los problemas geopolíticos que atenazan al mundo con múltiples factores limitantes del desarrollo económico, cuando necesita alejarse de los vientos de la recesión, la disminución persistente de la producción nacional. Hoy en día las empresas en general están llevando a cabo revisiones al alza de sus precios, basándose en sólidos argumentos como que ha subido la gasolina o la electricidad y por tanto argumentan que no les queda más remedio que subir los precios.

Pues claro, si tu estructura de costes se ve alterada por la subida de precios de los insumos necesarios para producir los bienes y servicios a los que se dedica tu empresa, es obvio que tengas que plantearte revisar los precios, pero cuidado con alterarlos de forma que pueda ser peor el remedio que la enfermedad y quisiera referirme a la tan olvidada en estos casos, la demanda interna.

Para producir bienes y servicios hay que contar con una cosa bien simple, la existencia clientes consumidores que, con su capacidad de compra determinada por sus rentas, son los que demandaran esos bienes y servicios y por tanto si no hay clientes, ya podrás subir mucho los precios que, si no se compran los productos, el castillo de naipes que es la empresa puede caer.

Por tanto, la carrera de todo el mundo económico buscando argumentos para subir los precios, pensando en que, si no los subo, soy el último tonto, a lo mejor debería hacernos reflexionar que para que se sostenga la demanda interna de un país y por tanto la producción interior bruta hay que producir bienes y servicios competitivos; si, la palabra clave es la competencia.

La inflación es parte del sistema económico pero ha de regirse fundamentalmente por la contraposición de la oferta y la demanda y no por la variación de precios por argumentos que si bien tienen fundamento, ha de estimular a las empresas para ser más competitivas, hacer más con menos, hacer productos más útiles y versátiles, llevar a cabo transformaciones en las empresas que las hagan más productivas y no simplemente enfocar el negocio a la queja y tratar de subir los precios, porque los clientes, los demandantes de bienes y servicios pueden aguantar la inelasticidad de algunos productos en el mercado, pero no toleran la subida de precios por que me da la gana.

*Economista

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