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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

“Non piove, ¿porcos gobernos?”

Una de las exclamaciones más conocidas para generalizar hasta el extremo los defectos, ciertos o supuestos, en la gestión de un gobierno es la italiana de “piove, porco goberno”. Seguramente no pocos gallegos se sentirán tentados a utilizarla estos días, aunque retocada, para lamentarse del “non piove, porca Xunta”, dicho en ambos casos con todo respeto a personas e instituciones. En lo que al Ejecutivo autonómico corresponde, es evidente que no se le responsabiliza del calor, ni del cambio climático ni, ya puestos, de la creciente escasez de agua. Sin embargo, podría ser coherente endosarle algunas de las consecuencias de la situación actual. Por ejemplo, a causa de la falta de previsión adecuada.

Tampoco parece lógico culpar al Gobierno del señor Sánchez de algo parecido a lo que se refiere al Ejecutivo autonómico. Como mucho, de falta o error en los cálculos; el problema de ambos es que a la gente del común le importa un rábano la causa, y se queja del efecto. Y lo hará más alto y más fuerte cuando, si las cosas no cambian, llegue a racionarse el agua mediante cortes en el abastecimiento. Cierto que no es discutible que criticar, y a todo pasado más, puede hacerlo cualquiera, y que lo complicado es gobernar. Pero tampoco lo es el hecho de que en los últimos años hubo ya avisos de que se acercaban tiempos en los que la lluvia iba a ser cada vez más escasa y la temperatura más elevada.

Parece, pues, que al igual que se hizo con los montes –y aún así la catástrofe forestal de este año puede acabar estableciendo un récord histórico– para los que había prevención y numerosas advertencias tendría que haberse hecho con la sequía. Sobre todo, teniendo en cuenta que no faltaron avisos. Hace poco más o menos un lustro llegaron a agotarse pozos familiares que nunca en siglos habían dejado de utilizarse, dato que se recuerda no para acusar, sino sencillamente para que nadie pueda acogerse a la disculpa de “lo imprevisible”: en el clima, como dicen los especialistas, pueden existir las sorpresas, pero en general basta con creer aquello de que la historia se repite. Hay que tenerlo en cuenta.

Es evidente que existe una serie de lugares comunes que, pese a serlo, no se han tenido en cuenta a la hora de la práctica, aunque sí se han “recomendado” e incluso en algún caso concreto, normativizado. Pero antes de citarlos, seguramente muchos estarán de acuerdo que afirmar que hay sequía en Galicia parece un sacrilegio. Y ahora resulta que se comprueba que no sólo no lo es, sino que el agua ya escasea, de forma que procede insistir en que no sólo es por el cambio climático, aunque tenga gran parte de la “culpa”: a poco que se reflexione surge también el dato de que, en varias formas, la otra parte hay que endosarla a la política, incluso la de “a pie” que –como dicen en algunas parroquias–, “cacarea, pero no pone”.

Dicho de otro modo, la política de verdad es la que debe priorizar la satisfacción de necesidades esenciales, el abastecimiento de agua sin ir más lejos. Pero ocurre que buena parte de los caudales se desperdicia por defectos en la red de suministros, que no se reparan de la forma necesaria porque ese tipo de obras da menos votos que otras más “vistosos”. Algo que está cuantificado en daños muy importantes que ahora aún se notan más, como sucede con la capacidad para almacenar agua teóricamente bastante como para evitar consecuencias serias. Cómo hacerlo es tarea, sí, de la política, y a eso responde lo del “piove, porco goberno”. Lo que hay que plantear ya, además de qué hacer, es si cabe aquí aplicar el plural y hablar de gobiernos.

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