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Alberto González-Garcés Santiso

Apolo 13 y el final de programa Apolo

Una vez alcanzada la Luna con el Apolo 11, las misiones Apolo continuaron su proceso de estudio de la Luna hasta la Apolo 17, que fue la última de este ambicioso programa.

El Apolo 12, también en 1969 como el Apolo 11, tuvo un éxito total. Pero la misión Apolo 13 fue un sonoro fracaso aunque felizmente los astronautas consiguieron regresar vivos a la Tierra, pero sin poder alunizar.

La misión Apolo 13, además de concebirse para continuar los estudios en la Luna, que era su gran misión científica, también se planificó para demostrar que las supersticiones sobre el número 13, tan arraigadas en casi todo el mundo, pero muy especialmente en los Estados Unidos, carecían de sentido. De tal manera que además de ser la número 13 de la serie Apolo, se procuró que el número 13 apareciese en algunos otros elementos del proceso. Por ejemplo, se lanzó desde el Centro Espacial J.F. Kennedy, en Florida, a las 13 horas y 13 minutos según el horario de Houston, desde donde se controlaba toda la misión.

La extraordinaria película Apolo 13, de 1995, cuenta maravillosamente la odisea de esta misión. El guion de la película se basa en la novela Lost Moon, escrita por Jim Lovell, comandante de la misión, personaje que interpretó Tom Hanks.

Me llamó mucho la atención cómo la película describe la vida personal de los astronautas. Después de las interminables y difíciles horas de entrenamiento para participar en las misiones espaciales, los astronautas eran personas normales y corrientes, con los problemas, preocupaciones y alegrías de cualquier ciudadano. Sus hijos iban al colegio, sacaban buenas o malas notas, eran adolescentes con su problemática y había que atenderlos. Aparecen los problemas conyugales, los problemas de salud y un largo etcétera de circunstancias normales, las mismas a las que se enfrenta cualquier ciudadano de cualquier otra profesión. Pero al entrar a trabajar, eran astronautas o futuros astronautas.

El Apolo 13 despegó sin problemas, con sus tres astronautas a bordo, Jim Lovell, Jack Swigert y Fred Haise. Pero a los dos días de misión, el 13 de abril, vaya, otro trece, se produjo un problema que provocó un cortocircuito y una explosión. Había estallado uno de los tanques de oxígeno, se había dañado el otro y se habían quedado sin posibilidad de generar electricidad ni agua potable. Cuando fueron conscientes de la situación el comandante de la misión pronunció la frase “Houston, hemos tenido un problema”, que tan famosa se hizo en todo el mundo en su versión un poco diferente “Houston, tenemos un problema”.

Los astronautas, y el personal de tierra, tuvieron que improvisar soluciones para poder regresar vivos a la Tierra. Se abortó todo el proceso de alunizaje pero, para salvar la situación, los tres astronautas tuvieron que pasar e instalarse en el módulo lunar, aunque este módulo estaba diseñado para albergar solamente a dos personas durante dos días. Los tres astronautas permanecieron en el módulo lunar cuatro días, con grandes dificultades, escasez de agua potable y con un frío atroz.

Después de muchas incertidumbres, que mantuvieron en vilo a más de medio mundo, consiguieron regresar a la Tierra amerizando en el Pacífico sin mayores dificultades. Aquel amerizaje con los tres astronautas vivos se consideró un gran éxito y un gran alivio en todo el mundo.

Las misiones Apolo 14 a 17 se desarrollaron de la manera prevista, alunizaron sin problemas y pudieron llevar a cabo todos los trabajos previstos en la Luna sin dificultades dignas de mención. Quizá esta falta de dificultades convirtieron en “rutinarias” estas misiones y, posiblemente por ello, dejaron de tener el interés suficiente para la administración de los Estados Unidos.

El programa Apolo finalizó en 1972. A pesar del terrible desastre del Apolo 1 y de las vicisitudes del Apolo 13, el programa Apolo, con sus 6 alunizajes, y sus 12 astronautas que caminaron sobre la Luna, había sido, y sigue siendo, todo un espectacular éxito.

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