Opinión | Crónica Política

El despiporre

Una de las características de esta época es la conmemoración de lo que ha dado en llamarse “Día Internacional”, dedicado a recordar diferentes asuntos que necesiten exaltación, recordatorio o colaboración de la gente del común en la tarea de colaborar en esas cuestiones. Hay gran variedad pero a la vista de algunos acontecimientos relacionados directamente con Galicia, acerca de los que es preferible reír que llorar, y con intención de fomentar esa opción, habría que dedicar una jornada, sino mundial al menos estatal, al despiporre. Lo que se propone, a pesar de esa denominación, muy en serio porque incluiría sobre todo algunas decisiones del Gobierno especialmente lesivas para este Reino.

Acaso por azares del destino, han coincidido tres episodios que por formar ese triple ejemplo, excluyen la casualidad. El primero –y no por orden ofensivo: solo descriptivo– es la pintoresca polémica entre el Ministerio de Transportes y la empresa que debe suministrar los trenes para permitir la llegada del AVE Madrid/Galicia al eje urbano gallego Vigo-A Coruña sin necesidad de transbordos y demás requisitos que la ministra del ramo prometió dejar resueltos “en poco tiempo”. Y ahí está el primer escollo: determinar qué quiso decir la señora Vázquez en ese difuso plazo. En cualquier caso, es evidente que sea lo que fuere, falló.

Lo más curioso es la explicación: según la responsable del Departamento, la responsabilidad es de la empresa a la que se encargó la tarea. Lo cual, en pura lógica, hay que interpretar como plena libertad para que la concesionaria haga –o no– lo que le venga en gana. O, acaso, que no existen controles que garanticen el cumplimiento de lo que se supone una obligación contractual e incluso que, aún habiéndolos, fallan más que una escopeta de feria. Cualquiera de esas hipótesis, y alguna aún más cruel que podría añadirse, hace irrefutable la conclusión de que las responsabilidades es de quien debe responder a los administrados: la Administración o, dicho más en román palatino, el Gobierno.

El segundo argumento para que se medite la declaración del Día Internacional del despiporre es el que se relaciona con la nueva norma de delimitación y restricciones del litoral español. La fórmula gubernamental perjudica de forma notable a Galicia, donde las golferías urbanísticas han existido, pero en una simple comparación. Con el resto, es como si no. Y hay otro motivo más para reforzar lo dicho: la decisión del ministerio correspondiente ha sido rechazada por la Xunta –y el mayoritario PPdeG, claro– y el BNG pero, además, por el propio PSdeG-PSOE, en un gesto –de riesgo– que honra a su nueva dirección. El estrambote es que ahora el Gobierno ofrece “diálogo” para ver si arregla el entuerto.

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