Ronald Reagan se pasó ocho años en la Casa Blanca viendo películas. En vísperas de la cumbre norteamericanosoviética estaba obsesionado con los aspectos verosímiles de 'Ultimátum a la Tierra'. En la primera entrevista de ambos a solas en Ginebra, el presidente estadounidense le planteó a Gorbachev que “si los extraterrestres nos atacaran, ¿nos ayudaríais?”. Su interlocutor lo tranquilizó de inmediato, “por supuesto que lo haríamos”, y el americano le manifestó su voluntad de apoyo recíproco, “nosotros también os ayudaríamos”.
El descubrimiento de un enemigo exterior estableció la corriente de solidaridad que todavía hoy asombra al mundo entre Gorbachev y Reagan, que desde luego era incapaz de barajar las cabezas nucleares en manos de su país. Cuatro décadas más tarde, puede establecerse que los extraterrestres y solo ellos gozan de la capacidad de hermanar al planeta. En el inagotable ejemplo ucraniano, los marcianos de Putin han hermanado al glorificado Zelenski con su predecesor Petro Poroshenko, de ideología equivalente al PP y a quien birló democráticamente la presidencia.
Tratándose de Reagan, debía dar por sentada la intención opresora de los extraterrestres, sin concederles una oportunidad amistosa. Dado que no existen, porque de lo contrario hubieran enviado alguna señal a estas alturas, se debería conceder a los alienígenas la hipótesis de una pacífica declaración de intenciones a lo Greta Thunberg. Sin embargo, incluso como enemigos se han convertido en la última oportunidad del planeta. En las conclusiones de la jaleada cumbre de la OTAN, se debió plantear el dilema reaganiano para enumerar los países que quedarían fuera del paraguas atlántico, en la hipótesis de un ataque desde el espacio exterior. Ahora mismo, Washington y Moscú no se ayudarían mutuamente como Reagan y Gorbachov. Y tú, ¿a qué países del mundo abandonarías a su suerte ante una invasión selectiva de extraterrestres?
