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Acrónimo maldito

ETS, emissions tradign system o dicho de otro modo‎ régimen de comercio de derechos de emisión (RCDE)‎. En subastas diarias se conoce el precio de la electricidad y puntualmente los medios de comunicación nos ofrecen la noticia, bramando por las subidas que dependiendo del precio de materias primas o de la incidencia del régimen de vientos hacen variar su impacto en el precio resultante y volvemos a empezar, pero además de esta lógica está operando el mercado de los derechos de emisión de la Unión Europea (RCDE-UE).

Las actividades industriales y otras como la movilidad humana por el consumo de hidrocarburos generan el efecto invernadero por la aportación que realizan de CO2 a la atmósfera. Cuanto más dióxido de carbono, más calentamiento se genera en el planeta tierra, con las consiguientes negativas consecuencias en el cambio del clima.

Para contener el daño que causa este cambio climático en Europa, teniendo en cuenta su estructura industrial, se han creado objetivos de reducción de consumo de combustibles de origen fósil, pero como esto no puede hacerse de forma inmediata sino gradual y por tanto en un largo período de treinta años (2050), la transformación energética tiene que producirse a través del estímulo para el cambio energético.

De esta forma las empresas principalmente industriales tienen que pagar un coste por emitir gases de efecto invernadero, teniendo la alternativa de cambiar de energía por otras no contaminantes. La Unión Europea ha creado un mecanismo de control de la emisión de gases, estableciendo un máximo para garantizar la descarbonización y las industrias si no contaminan total o parcialmente venden derechos de emisión de gases y los que contaminan compran derechos para usar temporalmente hidrocarburos, pero en conjunto la contaminación se controlaría.

Así, las empresas contaminantes progresivamente van cambiando sus necesidades energéticas y van contaminando menos, intentando alcanzar los objetivos de descarbonización gradualmente.

El saldo de la compraventa de derechos es para los países de la Unión, según informaciones periodísticas España ya ha ingresado en 2022, 5.000 millones de euros. Esto es una buena y mala noticia. Es buena, porque el Estado cuenta con unos recursos para paliar los efectos de la transición energética ayudando a familias y empresas, pero es mala por que la situación ideal sería aquella en que los derechos de emisión no valieran nada y por tanto ya no se estaría contaminando. Sencillo de entender, complejo de aplicar.

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