A estas horas, lo único que se sabe con certeza sobre el derrumbe de un viaducto en la A-6 es que, efectivamente, ha quedado destruido y que, por fortuna, el episodio no produjo víctimas. Claro que, como casi todo lo que se relaciona de algún modo con Galicia en los últimos tiempos, puede acabar convirtiéndose en un asunto de Estado en la medida en que no se concrete al máximo posible qué se va a hacer, cuándo y cuánto tardará lo que se haga. Aparte, naturalmente, de lo que salga en la investigación que anunció la ministra y ratificó el delegado del Gobierno en A Coruña, quien además matizó que están ahora mismo analizándose sobre el terreno las posibles causas por un grupo de “expertos de categoría mundial”. Sic.

Aunque no especificó quiénes, lo que coloca una mosca detrás de la oreja en no pocos habitantes de este Reino, la mayor parte de los cuales recelan de que esos “expertos” sean de “categoría” parecida a los que don Fernando Simón mencionaba como comité asesor del Gobierno durante la pandemia y que al cabo de cierto tiempo se desveló que no existía. Verdad que es un pensamiento perverso, pero inevitable en lo que se refiere a los males que acontecen en o para Galicia en los últimos años. En este caso, como es obvio, no se le pueden reprochar a ninguno de los integrantes del Gabinete que preside don Pedro Sánchez, el desplome de un viaducto que lleva no pocos años abierto.

Por eso es tan importante que se agilicen las investigaciones para determinar las responsabilidades. Habida cuenta de que en la zona no hay volcanes ni son frecuentes los terremotos, y que tampoco existe noticia sobre vientos huracanados, son lícitas las dudas acerca de si la obra fue correctamente ejecutada, con los materiales adecuados y otras de parecido signo. Que no quiere decir sospechas, pero sí investigación y conclusiones adecuadas, que resultan inevitables. Más allá de la evidencia ya citada de que el Gobierno central nada tiene que ver con el desplome del viaducto, sí es lógico que se le reclame, ahora, la máxima agilidad en el proceso que debe conducir cuanto antes a una solución y la reposición de una vía clave para el Noroeste.

Y lo puede ser más todavía en un futuro próximo para los grandes transportes que la construcción de plataformas eólicas marinas y molinos de viento terrestres implicará en cuanto a piezas de gran tamaño que sería muy difícil encauzar por las carreteras habituales. Por eso, además de que la A-6 es esencial para la comunicación de personas y bienes –y básica para el comercio– entre Galicia y el resto del mundo, es por lo que ahora mismo la comunidad entera, sin distinción de colores políticos o sociales, reclama agilidad en las acciones que sean necesarias. Y, por una vez, solo surgieron voces aisladas, y desautorizadas por la gran mayoría, que pretendan enlazar el suceso con la política.

En eso, afortunadamente, también Galicia está madurando rápidamente y comprendiendo que repetir los casos del Prestige u otros –y hasta el de la tragedia de Angrois– en los que se mezclaba la política bananera con la exigencia seria de responsabilidades si las hubiera, era un error grave, No debe repetirse ahora, y en ese sentido conviene atender la sugerencia realizada por el secretario general del PSdeG-PSOE, señor González Formoso. Que tiene razón al reclamar que no se mezclen churras con merinas, en expresión utilizada no por don Valentín, sino por quien expone esta opinión.