El diablo siempre anda por medio, enredando en las elecciones primarias de los partidos para elegir sus candidatos. A esa conclusión llegaron los dos grandes partidos, PP y PSOE, tras las experiencias fallidas de sus sucesiones presidenciales, desde Felipe González hasta Mariano Rajoy. Incluso Zapatero tuvo que emplearse a fondo para evitar in extremis un choque fratricida que era un clamor entre Carmen Chacón y Alfredo P. Rubalcaba.

Unos y otros están de acuerdo en que las primarias aportan más problemas que soluciones; pero ahí siguen chocando todos en la misma piedra por un prurito de democracia interna que se paga muy caro.

Los socialistas pontevedreses parecen abocados a unas primarias para decidir su candidato a la alcaldía, después de que Iván Puentes y Tino Fernández hayan puesto sus nombres en ese incierto disparadero electoral. Como si las distintas familias -tribus en nomenclatura bélica- que configuran la agrupación local estuvieran sobradas de buen talante y empatía cercana, después de tantas y tantas pugnas personalistas, excluyentes y sangrantes.

La razón por la cual el actual portavoz del PSOE y teniente de alcalde del Concello de Pontevedra ha pasado en pocos días de afirmar que era muy pronto para tomar esa decisión, a anunciar su propósito de encabezar otra vez la candidatura socialista, tendría que explicarla bien el propio Tino Fernández, que parecía defenestrado tras perder su condición de secretario de organización.

Tampoco está nada clara -¿o sí?- esa madrugadora jugada de Iván Puentes, anticipando una oferta de tándem y cartel electoral con la concejala Yoya Blanco, antes independiente y ahora ya militante.

Por la propia naturaleza excluyente del enfrentamiento en cuestión entre un Tino Fernández devaluado y un Iván Puentes en ascenso, o tú o yo como candidato a la alcaldía, un número dos en la lista electoral para el derrotado, como premio de consolación con plaza asegurada en la futura corporación, no sería posible ni viable en este caso, tal y como está el patio socialista pontevedrés, con su grupo municipal hecho unos zorros.

La pregunta del millón sería si alguien está barruntando o incluso ya tramando una tercera vía con otro candidato-a, como fórmula de compromiso que evite ese nuevo desgarramiento en la agrupación socialista pontevedresa. Ahí está El Meollo de la cuestión.