Ante la ciudadanía, la administración, independientemente de cómo se organiza, es una. Por ello los responsables de la “cosa pública” tienen la obligación que trabajar con un único objetivo, que no es otro que el bien público, y que , por supuesto , incluye la convivencia en armonía y el bienestar de las personas. Nuestra objetivo , como representantes públicos , deberá ser el de velar para que esto sea así.

Como representante en el Senado, tengo la obligación de responder ante la ciudadanía de la provincia de Pontevedra, que me ha elegido para defender sus intereses. Lo hago desde la lealtad a unos principios y a unos programas que defiende mi partido

Y , desde luego , no sería leal con las personas a las que represento si no llamara la atención, en este momento, sobre el enorme perjuicio que causa a esta provincia y a mi ciudad el bloqueo de las relaciones entre administraciones en el que está instalada la ciudad de Vigo. La personas que nos han encargado velar por sus intereses no se merecen como respuesta un enfrentamiento continuo y , mucho menos, a través de los medios.

Lo que tienen que hacer las administraciones es hablar, coordinarse y priorizar el bien común sin renunciar a defender sus posiciones. Pero avanzando . El alcalde de Vigo traiciona a su vecindad si se niega a mantener una reunión con el presidente de la Xunta. Y se equivoca al anunciar que solo le pondrá “alfombra roja” si accede a sus imposiciones. Y, por supuesto, todo el mundo es consciente de que la mayor ciudad de Galicia merece una consideración acorde con ese carácter.

Es necesario ser consciente que ese liderazgo que se reclama para Vigo no es solo para el “bien público” de las personas de Vigo sino que va más allá. Tiene que ver con el “bien público” europeo, ya que en la ciudad está la mayor concentración de industria extractiva, transformadora y comercializadora de productos de la pesca comunitaria. Tiene que ver con el “bien público” de España, ya que en la ciudad está la planta que produce más vehículos de todo el país y concentra una parte significativa del conocimiento y la actividad de construcción naval.

Y , sobre todo , va más allá porque Vigo es el núcleo principal de una conurbación que concentra la mayor parte de los habitantes de la provincia y una cuarta parte de los habitantes de Galicia. Esta visión , esa realidad, es la que debe prevalecer. Y el alcalde debe asumir ese carácter con una visión solidaria, pero también con una visión estratégica: sin duda el bien del municipio de Vigo depende del desarrollo del Gran Vigo. El área de Vigo debe compartir servicios y disponer de una vertebración territorial que incluya las comunicaciones y el transporte público. Lo contrario es aplicar a una gran ciudad una política miope

No me canso de repetir la oportunidad que representa la apuesta de Portugal por establecer su salida hacia Europa a través de Vigo. O la adaptación de industrias como la automoción o el naval a los nuevos retos energéticos y de transformación digital. Para aprovechar estas oportunidades, el Gran Vigo debe contar con una buena infraestructura ferroviaria, con alta velocidad y también con el desarrollo de la intermodalidad, que incluya al Puerto. Vigo debe contar con una buena (y segura) salida por autovía hacia la meseta, como tienen todas las grandes conurbaciones periféricas. Debe tener un buen aeropuerto que, además de buscar la competitividad, debe prestar un servicio encaminado a proporcional otro tipo de retornos sociales y económicos.

En estos objetivos, de los que depende nuestro futuro, están implicadas todas las administraciones. Y deben actuar coordinadas. No de espaldas. Por Vigo .

*Senador del PP