La reedición conjunta de “20.000 leguas de viaje submarino”, de Julio Verne, al cumplirse el sesquicentenario de su publicación, y de “La escuadra de plata”, de Avelino Rodríguez Elías, recupera la figura de este personaje que gozó de fama en el primer tercio del pasado siglo. Su nacimiento, en 1872, coincide con la época de la aparición de la novela de Verne.
La fraternidad de estos dos autores que no se conocieron, por razones cronológicas, la ha impulsado “Publicaciones Arenas”, una editorial coruñesa, al ensamblar ambas obras por la convergencia de sus argumentos: la del novelista que mitifica los tesoros de Rande que extraen los buzos del capitán Nemo y el estudio “crítico y documentado” del periodista que repasa la historia de los rescates a lo largo de más de dos siglos.
Ambos parten del suceso de la batalla de Rande de 1702, cuando la escuadra anglo-holandesa hunde los galeones españoles que transportaban plata y otros bienes de la expedición que anualmente realizaba una flota española entre La Habana y Cádiz para trasladar las ganancias de las colonias a la metrópoli.
Pero se centran en el rescate de esos tesoros, cuya cuantía nunca se ha determinado. Julio Verne la concibe como una inmensidad de piezas de oro; Rodríguez Elías la pondera con datos. Y lo hace con tal convencimiento de haber desvelado todo lo que ocurrió que al finalizar el libro escribe: “Tenemos la convicción de haber establecido la verdad sobre los tesoros de los galeones de Vigo”.
Pese a ser un autor reconocido y tratar un tema candente que elevó a Vigo a la gran literatura por la creatividad de Julio Verne, más tarde por la “La batalla invisible”, la novela de Gaston Leroux –autor de “El fantasma de la ópera”–, por la amplia prosa periodística inglesa y los grabados holandeses, Rodríguez Elías encontró dificultades para editar “La escuadra de plata”, en 1935.
“La fraternidad de estos dos autores que no se conocieron, por razones cronológicas, la ha impulsado una editorial al ensamblar sus obras por la convergencia de los argumentos”
Por eso cuando logró publicar el libro lo dedicó a los que le ayudaron con sus aportaciones e implicaron a los vigueses a colaborar en la edición.
Además de su profesión de periodista, Rodríguez Elías tuvo una activa vida social en Vigo, con constantes conferencias sobre temas locales, en las sociedades recreativas –presidió el Recreo Liceo–, fue cónsu honorario y concejal. Desempeñando este cargo propuso y consiguió que se dedicara una calle a Martín Códax, cuando el nombre del trovador era desconocido para la inmensa mayoría. Se puede afirmar que lo popularizó, más que por lo que escribió sobre él, por el rótulo de la calle.
Fue el segundo cronista oficial de Vigo, tras Nicolás Taboada Fernández, y posiblemente quien con más dedicación ejerció el cargo, dejando innumerables escritos publicados o inéditos como su “Historia de Vigo”; o “Reyes, emperadores y príncipes” que visitaron Vigo, publicada en entregas periodísticas, como “La ciudad y los días”, la historia de Vigo de Álvarez Blázquez, que antes de ser recopilada en libro apareció diariamente en este periódico con el título de “Calendario de Vigo”.
La rebelión del 36 estuvo a punto de terminar con su vida, ya que fue detenido. Por fortuna, su cargo de cónsul de Paraguay, y la intercesión de su colega de Uruguay, con predicamento entre los sublevados, logró su liberación y la salida de España hacia Asunción, donde pasará los últimos años de vida, hasta su muerte en 1958.
Fue un personaje popular, excelente periodista y escritor, y es una suerte que se vuelva a reeditar su libro “La escuadra de plata” –lo hizo con anterioridad el Instituto de Estudios Vigueses–, unido al nombre de Julio Verne, que propiciará que su figura deje de ser patrimonio de los estudiosos y vuelva a ser familiar a los vigueses de ahora, como lo conocieron y admiraron los de su tiempo.
