La historia importa, y la de la conexión directa por alta velocidad de Vigo con Madrid es la historia del papel que jugaron en el proyecto los diferentes gobiernos. Hablar de esta infraestructura, de su viabilidad técnica y de su oportunidad, obviando las decisiones tomadas por unos y otros, es cuando menos, injusto.
Fue durante el gobierno de Aznar, con Fraga en la Xunta, y la vergonzosa complicidad del PP de Vigo, cuando se descartó la entrada en “L” del AVE en Galicia, sería Ourense-Vigo-Santiago-A Coruña; se trataba de perjudicar a Vigo, y se optó por una conexión Ourense-Santiago-A Coruña. Este trazado en “L” era, no sólo la opción más lógica, sino también la menos costosa.
El área urbana de Vigo-Pontevedra, con unos 600.000 habitantes, se quedó sin una conexión directa a Madrid. Para solucionar esta flagrante discriminación se realizó la propuesta de unir el Eje Atlántico con la vía Ourense-Santiago a través de Cerdedo.
Esta propuesta fue realizada y fue madurando a lo largo de los gobiernos de Zapatero. Lamentablemente la llegada del PP al gobierno de España congeló todo avance, hasta el punto de que guardó en un cajón la evaluación de impacto ambiental, que llegó a caducar, y que ahora el gobierno de Pedro Sánchez ha tenido que reiniciar.
Y mientras tanto el gobierno de la Xunta y Feijóo han seguido la estela de Fraga y han ignorado esta legítima demanda del área de Vigo. No aparecerá en las hemerotecas una sola declaración pública de apoyo de Feijóo a la variante Vigo-Ourense por Cerdedo... él, tan beligerante en otros temas.
Esta ha sido la historia y no hay ninguna polémica abierta. El trazado está decidido y, a estas alturas, proponer otras alternativas que dejan fuera a los 150.000 habitantes del área de Pontevedra, lo único que hacen es dificultar el objetivo común: que los 600.000 habitantes del área urbana de Vigo tengan un AVE a Madrid como el resto de las ciudades de España, ni más, ni menos.
*Secretario General del PSOE de Vigo y Concejal de Cultura y Empleo
