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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los gestos

La señora lideresa de la oposición y portavoz nacional del BNG parece decidida a aprovechar la marea demoscópica que la sitúa cada vez a mayor distancia del PSdeG y a menor del PPdeG –aunque, de este, todavía a más de tres leguas– y también a tocar las teclas en clave de país. Y por supuesto en la electoral, sobre todo si quiere corroborar en cifras las estadísticas demoscópicas en la primera ocasión que se le presentará, que son las municipales. Bien asesorada, acaba de demostrar que más allá de comparaciones y/o proclamas amigas o adversarias, está dispuesta a mojarse en unos cuantos asuntos en los que tiene la ventaja de que su organización no tiene penitencias que cumplir.

Se trata de aquellos que no resolvieron ni los Gobiernos central ni autonómico desde hace lustros y que, sin embargo, urgían, y urgen, para entre otros objetivos, vertebrar no solo Galicia, sino la Eurorregión con el norte de Portugal. Idea a la que aún le falta fervor popular para hacerla resistente a las inclemencias de la política y el tiempo. En esa línea debe citarse su reciente viaje a Ferrol en ferrocarril, a modo de examen del trayecto desde A Coruña. Y su mensaje al rematar el desplazamiento fue inequívoco: en términos ferroviarios, Ferrol está tan lejos en tiempo como Segovia desde Ourense.

Es un gesto, desde luego, pero la vida política de cualquier aspirante al poder está repleto de ellos: el quid es saber hacerlos a tiempo y en temas que importan a la gente. Se pueden calificar como se quiera, pero más vale no despreciarlos porque puede que no alcancen para ganar elecciones, pero sí pueden contribuir a que se pierdan. Por eso, el viaje de doña Ana tiene el valor de un compromiso para hacer del AVE atlántico un eje clave entre el norte y el sur de Galicia, y de conexión estratégica con el Portugal norteño. Sabe que hay margen de maniobra y quiere usarlo.

En ese sentido, y desde la opinión personal, no deberían equivocarse algunos analistas, defensores del viejo refrán según el cual “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Primero, porque se olvidan de que esa costumbre deja tiempo para hacer más y mejores cosas y marcarse objetivos ambiciosos y, sobre todo, porque la señora Pontón parece decidida a solidificar su impulso aprovechando las ocasiones que se le presenten. Si consigue asentar un poder local y provincial mayor del que ya tiene el Bloque, lo utilizará como palanca en un momento en el que parte de la opinión pública ve que el nacionalismo es rentable.

En ese marco, las otras dos fuerzas políticas tendrán que analizar sus estrategias para evitar daños electorales. Cierto que el PPdeG corre un riesgo bastante menor que el PSdeG, por su enorme implantación y robustez virtudes en las que supera de largo al BNG en la primera y mucho más todavía en la segunda a los socialistas, en plena transición y –por lo que se ha visto en los movimientos iniciales de sus nuevos dirigentes– demasiado atentos a la defensa del Gobierno central. Pero sobre todo habrán de reforzar, sobre todo la izquierda no nacionalista, su mensaje para Galicia aunque en su terreno ya no le bastará con gestos: han hecho demasiados, y en la dirección equivocada, en estos años.

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