Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El remolque

El remolque

Llama la atención, al menos por esta tierra del Noroeste, la súbita implicación del presidente del PP, señor Casado, en la espinosa cuestión del reparto por el Gobierno central de los fondos europeos. Bien es cierto que, dada la variedad de especies financieras que proceden del BCE, la mayor parte de los interesados no acaba de enterarse bien de a cuál o cuáles se refiere don Pablo que, dicho sea de paso –y de ahí la sorpresa–, acaba de anunciar recursos ante los jueces e incluso apunta a que sus colegas de las filas conservadoras con asiento en el Parlamento comunitario le echen una mano. Y presionen a Bruselas.

Lo curioso del caso es que el aparente líder de la oposición, que no es un título oficial sino una referencia oficiosa, parece ir a remolque de algunos de sus correligionarios a la hora de denunciar las presuntas cacicadas en la gobernanza. Singularmente en lo del reparto, en el que por ejemplo el presidente gallego don Alberto Núñez lleva empeñado ya varios trimestres. Hubiese sido más convincente el señor Casado de añadir a sus alegatos casos como el de Stellantis, o el de Alcoa e incluso el de Ence, pero quedan muy lejos de Valladolid y ahora lo que le importa es Castilla y León. De ahí que su iniciativa –tardía– suene electoral.

(Podría añadirse a esos casos otros parecidos: el planteado por la Xunta –y ganado ante los tribunales– para reclamar el IVA pendiente de devolución por Hacienda tras un adelanto de algunas autonomías. Pero ahí guardó silencio, que algunos interpretan como un gesto para no aplaudir los éxitos de otros, aún compañeros, igual que sucedió con la victoria de doña Isabel Ayuso en su día. Quizá por eso disponga, su señoría, de tan pocas simpatías en su militancia gallega gallega, a pesar de las proclamas periódicas que se regalan a sus oídos en las visitas.)

Viene a cuento todo ello de que el posicionamiento de don Pablo “suena” mucho más a oportunismo –las urnas de Castilla y León están a punto de abrirse, y hay quien cree que en ellas el presidente del PP se juega parte de su destino– que a una alternativa seria a lo que, con “permiso” parlamentario, practica el presidente del Gobierno: hacer de su capa un sayo. Y para ganar unas elecciones –sobre todo las generales– se necesita un programa viable y adecuado para solucionar los graves problemas del país y no una copia mal hecha y repleta de tópicos de la herencia de don Mariano Rajoy, a quien por cierto negó varias veces.

Hay algo peor aún. La coincidencia entre el que algunos dicen “despertar” del referente de la oposición mayoritaria y su coincidencia con unas elecciones le da munición a la extraña mayoría que sostiene a la coalición para hablar de “polémicas artificiales” cuando no lo son. Pero que el coro de mercenarios al servicio gubernamental –por definición siempre más numeroso que el de sus adversarios– hará crecer en volumen hasta lograr que mucha gente –de la que vota– acabe creyéndose el cuento monclovita. O, como, poco, logrará maquillarlo para que pereza cosa diferente de lo que es. La moraleja, si la hubiere, se resumiría en que para ir a remolque más vale que el remolcado sepa conducir también, no vaya a ser que vuelque.

Compartir el artículo

stats