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Joaquín Rábago.

360 grados

Joaquín Rábago

Todos se arman

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha anunciado que su país está desarrollando misiles capaces de alcanzar hasta cinco veces la velocidad del sonido. Esa nueva arma, bautizada “Zirkon”, irá a bordo de buques y es además totalmente maniobrable en vuelo, lo que la convierte en un blanco mucho más difícil de detectar para el enemigo.

China ha probado al parecer con éxito también un arma de ese tipo, lo que motivó la preocupación del más alto militar estadounidense, Mark Milley, que se refirió a un “momento Sputnik”. Con esas palabras, el jefe del Estado Mayor Conjunto norteamericano se refería al hecho de que en 1957, la Unión Soviética se adelantara a EE UU al lanzar al espacio el primer satélite artificial de la historia.

Sin duda exagera el general, pero Estados Unidos no ha querido quedarse atrás y desarrolla también un nuevo sistema de misiles hipersónicos bautizados “Dark Eagle” (Águila Oscura). Todos, pues, se arman. Mientras tanto, el consejero de Seguridad ucraniano, Oleksi Danilov, amenaza con oponerse a cualquier acuerdo al que pudieran llegar Washington y Moscú que no tenga en cuenta los intereses de Kiev.

El exembajador de EE UU ante la OTAN Kurt Volker había pronosticado para estas Navidades un ataque ruso a Ucrania con el peregrino argumento de que es un período en el que siempre ha habido acontecimientos importantes como la revolución rumana contra Ceausescu o la invasión rusa de Afganistán. En un artículo publicado por el Center for European Policy Analysis (CEPA), Volker propuso que Occidente se adelantara a un posible ataque ruso contra Ucrania adoptando ya nuevas sanciones contra Rusia, que solo se retirarían si el Kremlin desistiese de su actual escalada militar.

Según el exdiplomático, la OTAN debería dejar a Moscú en la incertidumbre sobre qué estaría dispuesta a hacer la OTAN en caso de que se produjese una nueva invasión de territorio ucraniano. Mientras tanto, el diario conservador alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ) informaba esta semana de la “activación” por Washington de una unidad que durante la Guerra Fría controlaba los misiles nucleares estacionados en suelo germano.

El viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Riabkov, ya había llamado la atención sobre el distrito de Wiesbaden, la capital del Estado alemán de Hesse de donde, donde está esa unidad y de la que, según él, podrían salir nuevas amenazas para su país. Riabkov recordó lo ocurrido en los años setenta cuando EE UU instaló en territorio germano los misiles de alcance medio Pershing 2 además de sus misiles de crucero BGM-109 como respuesta a los SS20 de la Unión Soviética, circunstancia esta última que Riabkov se calló.

El tabloide sensacionalista británico The Sun se hizo rápido eco de la supuesta decisión de EE UU de “reactivar” ese centro de comando que data de los años de la Guerra Fría y publicó un gráfico que simulaba un ataque nuclear contra Moscú lanzado desde el distrito de Mainz-Kastel, en Wiesbaden. La noticia de la “reactivación” de esa unidad del cuartel general de las fuerzas terrestres estadounidenses en Europa y África apenas había llamado hasta ahora la atención de la propia prensa germana, según reconocía en su información el FAZ.

Prácticamente nadie en Berlín comentó la noticia como tampoco salió en principio nada de las Fuerzas Armadas estadounidenses destacadas en la región de Rin/Meno. Únicamente el exdiputado socialdemócrata Hans-Peter Bartels se refirió a ella con algo más de detalle en un artículo para el portal de internet The Pioneer.

Según el FAZ, no se trata en cualquier caso de una reacción de última hora al agravamiento de las tensiones entre la OTAN y Moscú por Ucrania, pues ya el pasado abril, el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, habló en Berlín del próximo envío a Alemania de una nueva unidad militar. En Alemania siguen destacados 35.000 soldados estadounidenses, contingente muy superior al de cualquier otro país excepto Japón.

Según fuentes que cita el diario de Frankfurt, en caso de crisis, la nueva unidad estadounidense, de la que estaría al mando un general de dos estrellas, se ocuparía de la coordinación estratégica. Se trataría en principio de armamento convencional aunque, tras la no renovación en 2019 del tratado entre Washington y Moscú sobre misiles de alcance medio, nada impide a Rusia o EE UU instalar ese tipo de armas en suelo europeo.

La OTAN ha acusado al Kremlin de violar el acuerdo con los misiles del tipo SSC-8 “Iskander” que tiene en su enclave de Kaliningrado, entre Lituania y Polonia. Por el acta fundacional OTAN-Rusia de 1997, occidente se comprometió a no instalar de modo permanente tropas de combate substanciales, armamento nuclear incluido, en los países del antiguo Pacto de Varsovia.

El compromiso incluye el territorio de la antigua República Democrática Alemana. Pero eso no se aplica a Alemania occidental, donde no están vedadas por el documento tales armas.

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