Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alberto González-Garcés Santiso

El blog de César Cunqueiro

Estos días, a través de un amigo común, el excelente poeta Xulio López Valcárcel, conocí la existencia del extraordinario blog de César Cunqueiro, https://cesarcunqueiro.home.blog/, en el que, desde abril de 2019, comenta, con exquisito humor y cultura desbordante, el mundo que nos rodea.

Buceando en el blog recordé algunas coincidencias vitales, los dos vivimos intensamente nuestra infancia entre elviras, y encontré algunas admiraciones comunes, como por ejemplo la del eminente paleontólogo José Luis Arsuaga, por sus siempre interesantísimas reflexiones sobre la vida y la evolución humana.

En la última entrada del blog, titulada “Boletín literario mindoniense nº tres”, de octubre de este año, me encuentro con muchas agradables y entrañables sorpresas.

En primer lugar una nueva serie de poemas escritos por el propio César Cunqueiro “desde el fondo del mar”. Versos profundos, intensamente líricos. Es poesía de primer orden.

Pero claro, entenderán mi emoción cuando en el tercer apartado de esta última entrada del blog veo que el título es “Un gran poeta de Galicia, Miguel González Garcés”. E incluye cuatro poemas de su libro “Alrededor del mar”, de 1961. Y continúa diciendo de Miguel, mi padre, “Gran poeta gallego y amigo fraterno de Álvaro Cunqueiro”.

Es verdad, Álvaro Cunqueiro y Miguel González Garcés eran amigos fraternos. Los dos tenían el don de la palabra y la escritura. Y la bendita suerte de la mutua amistad. Veo que tanto César como yo recordamos esa honda y fructífera amistad que duró años y años.

"Aquella vasta cultura, unida a su imaginación y dominio de la palabra, convertía en maravillosa fábula cualquier cosa que nos contaba"

decoration

Recuerdo claramente la emoción que me producía la llegada de Álvaro Cunqueiro a la casa de mis padres cuando yo aún era un niño. Aparecía un torbellino de optimismo que a todos nos hipnotizaba. Aquella sonrisa, aquella mirada, firme, clara, directa. Aquella vasta cultura que unida a su imaginación y dominio de la palabra convertía en maravillosa fábula cualquier cosa que nos contaba. Todos quedábamos impresionados. Yo sigo recordando muchas de las historias que me contó Álvaro Cunqueiro siendo niño y las revivo, para relajarme, en mis noches de insomnio. Y ahora, tantos años después, descubro, con enorme placer, que César Cunqueiro, otro gran poeta, de exquisita sensibilidad, recuerda en su blog que nuestros padres, Álvaro Cunqueiro y Miguel González Garcés, eran amigos fraternos.

Compartir el artículo

stats