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Joaquín Rábago.

Alemania en la conferencia del tratado de no proliferación nuclear

La próxima coalición tripartita de Berlín aspira a que Alemania participe como observadora en la conferencia de las partes signatarias del tratado de no proliferación nuclear, algo que causa preocupación en círculos de la OTAN. Se trata de “acompañar constructivamente” a esa conferencia, que examinará el tratado. Este se negoció en el marco de las Naciones Unidas y entró en vigor a comienzos de este año.

La OTAN manifestó desde el principio su escepticismo sobre la efectividad real del tratado antinuclear, cuyos ochenta y siete signatarios se han comprometido a no desarrollar ni dotarse de armas atómicas.

Dado que ninguno de los firmantes dispone de un arsenal de ese tipo, el tratado no los volverá más seguros ni contribuirá a la paz y la seguridad internacionales, argumentaron en su momento fuentes de la Alianza Atlántica.

Ningún miembro de esta última forma, como es lógico, parte del mismo, y la nueva coalición alemana sabe que se trata de un asunto en extremo delicado, por lo que se contentaría con el papel de simple observador.

Según medios de prensa alemanes, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, manifestó su disgusto al próximo canciller federal alemán, Olaf Scholz, y el secretario de Estado norteamericano también se lo hizo saber.

Para los atlantistas, el estatus de observador no tiene nada de neutral porque el país que asume ese papel se compromete a financiar la conferencia, que celebrará su primera reunión el próximo enero.

El ministro alemán de Exteriores en funciones, el socialdemócrata Heiko Maas, reconoció en la reciente reunión de la OTAN en Riga haber tratado el asunto con sus colegas de la Alianza.

Según el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, Maas argumentó que no podía hacer nada porque se trataba de algo negociado por la coalición tripartita, y esta salió de unas elecciones democráticas. Todo indica, según ese periódico, que se trata de una concesión al sector más izquierdista del Partido Socialdemócrata, liderado por el jefe de su grupo parlamentario, Rolf Mützenich. Este tuvo que aceptar la futura participación de Alemania en los planes nucleares de la OTAN, incluida la compra de un avión de combate capaz de transportar armas de ese tipo y que sustituirá al Tornado.

Lo que más preocupa en la Alianza, según el FAZ, es el efecto dominó que pudiera tener el eventual papel de observadora de Alemania en la citada conferencia: hay otros países miembros como Noruega –y tal vez también Bélgica y Holanda– que podrían verse tentados a seguir su ejemplo.

Pero hay algo que también inquieta a países como Polonia o las Repúblicas Bálticas, los “halcones” europeos de la OTAN, y es la posibilidad de que la Casa Blanca de Joe Biden renuncie formalmente al “primer uso” del arma atómica, lo que iría, dicen, en detrimento de la estrategia de disuasión nuclear.

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