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Joaquín Rábago.

360 grados

Joaquín Rábago

¿Chantajea Putin a Europa con el gas siberiano?

Nada más fácil que responsabilizar a la Rusia de Vladímir Putin, como hacen los medios occidentales, de los problemas de suministro de gas a la Unión Europea, pero ¿es realmente suya la culpa?

Se acusa desde todos los lados al presidente ruso de utilizar el gas natural de su país para chantajear a los europeos y forzar la terminación del segundo gasoducto del Báltico, actualmente en entredicho.

Lo hacen ahora también los Verdes alemanes, que estarán en el próximo Gobierno tripartito de ese país, y que, a diferencia de los socialdemócratas, se han opuesto siempre al Nordstream 2 por razones tanto ecológicas como geopolíticas.

Sin embargo, el asunto es mucho más complejo: los expertos más imparciales atribuyen la espectacular subida de los precios del gas sobre todo a la mayor demanda existente en otras partes del mundo, en especial en Asia, pero también Suramérica.

La demanda es especialmente fuerte en Japón, Corea del Sur y China, donde un último invierno de muy bajas temperaturas obligó a importar un 7 por ciento más de gas natural que el año anterior.

China está sustituyendo gradualmente el carbón por el gas natural y, además del que extrae de su propio territorio, ha recurrido de modo creciente a las importaciones de su vecina Rusia.

El Instituto de Estudios Energéticos de Oxford documentó, por otro lado, un incremento del orden de 28.000 millones de metros cúbicos de las importaciones globales de gas licuado entre enero y agosto de este año, sin incluir en ellas a las de la propia Europa.

Entre los países que más gas licuado exportaron figura en primer lugar Estados Unidos, pero también está, por ejemplo, Egipto.

Por el contrario, otros países como Noruega, Nigeria o Trinidad registraron por diversos motivos caídas en su potencial exportador.

En los ocho primeros meses del año en curso, las exportaciones de gas licuado a Europa descendieron en unos 9.000 millones de metros cúbicos.

Esto tiene que ver sobre todo con el hecho de que tradicionalmente nuestro continente se surte de gas natural procedente de Rusia, Asia central o norte de África.

Los productores de gas licuado consideran a Europa sobre todo como un mercado adicional y centran sus esfuerzos exportadores en otras regiones a las que el hidrocarburo no llega a través de gasoductos.

El incremento de la demanda de gas licuado por parte de los países asiáticos hizo subir allí los precios, y Europa se vio en cierto modo descolgada.

"Los productores de gas licuado consideran a Europa sobre todo como un mercado adicional y centran sus esfuerzos exportadores en otras regiones"

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Aunque hace algunos años Europa era el mayor mercado para el gas licuado estadounidense procedente de la fracturación hidráulica, a finales de 2020 se vio ya superada por los países asiáticos, que estaban dispuestos a pagar más que los europeos.

El pasado octubre, dos importantes productores estadounidenses de gas licuado, Venture Global LNG y Cheniere Energy, firmaron importantes contratos de suministro a la China comunista.

En cuanto a Rusia, su participación en el abastecimiento de gas a toda Europa –no solo la UE– oscila entre el 30 y el 40 por ciento del total que esa importa, y aunque la empresa rusa Gazprom le vende también gas licuado, la parte del león corresponde al gas natural que llega por gasoducto.

Hubo en 2020 una caída del gas natural importado de Rusia con respecto al año anterior, lo que se atribuye sobre todo al impacto de la pandemia, que tuvo también como consecuencia la menor producción rusa.

Pero un invierno especialmente frío, seguido de una ola de calor en Siberia, hizo que aumentaran las necesidades de gas de la propia Rusia, que decidió llenar sus depósitos antes que atender al mercado europeo.

El presidente del comité para el Este de la Cámara de Economía alemana, Oliver Hermes, aseguró a la prensa que Rusia ha “cumplido sus compromisos de suministro” a Alemania.

También el Instituto de Estudios de la Energía de Oxford analizó la situación en septiembre y llegó a la conclusión de que el gas natural que llega a Europa desde los yacimientos próximos a la ciudad siberiana de Novy Urengol se están agotando.

Hay, sin embargo, potencial en el Ártico, en la península de Yamal, donde Gazprom lleva a cabo desde hace años importantes prospecciones, y los yacimientos allí existentes están conectados con los dos gasoductos del Báltico.

El problema es que, debido a la falta de claridad sobre el futuro del Nordstream 2, al que se oponen también tanto Estados Unidos como varios países del este de Europa, la empresa rusa no procede allí con la celeridad necesaria.

Lo que sí está haciendo Gazprom es centrarse en el abastecimiento del importante mercado asiático y especialmente el chino a través del gasoducto “Power of Siberia”.

Y ello no solo desde la Siberia oriental sino también ahora desde la occidental, es decir desde yacimientos que idealmente pueden atender al mercado europeo.

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