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José María de Loma.

Tocar el claxon

A la DGT le parece que utilizamos mucho el claxon y ha decidido hacer una campaña para aclarar cuáles son las situaciones en las que puede usarse sin que te multen. Piiii.

La empatía de una sociedad se mide en el tiempo que transcurre entre que el semáforo se pone verde y el de atrás te toca el claxon desaforadamente. Como si llegara tarde a un reparto de lingotes de oro. El claxon es el idioma de nuestra paciencia. Todos lo hemos utilizado contra alguien o para avasallar. Pero la DGT quiere que lo utilicemos para advertir de un peligro, sobre todo. El mérito de escribir una columna sobre el claxon es no decir pito a la primera de cambio. Y eso teniendo en cuenta que no es en primera y sí tal vez en punto muerto cuando más lo usamos.

Pegar una pitada, habrá que reconocerlo, desahoga, alivia, quita estrés y te permite esa suerte de cobardía que da el anonimato. Pitas y no das la cara. Más bien aceleras, te alejas del pitado, del que has frito a pitidos. Lo dejas ahí obnubilado y quizás aturdido o sordete. Pita el que tiene prisa y pita el que no soporta la lentitud ajena y pita el malaje al peatón lentorro. Pita el que se irrita por ir oyendo a un locutor crispado y pita el mozalbete que espera impaciente a la novia que no baja. El caso es pitar y por eso la DGT quiere poner un poco de silencio o un uso más racional del claxon, que si costara dinero tocarlo caería en desuso. Antaño se decía bocina, tócame la bocina, pero suena a antiguo. Claro que también suena a antiguo hueso de santo o galeón e incluso gramófono. Los modernos automóviles vienen dotados de un claxon cuyo sonido puede modularse y si no es así, debería. De lo que no vienen dotados es de frasquitos o elixires de paciencia que nos envolviera en todo el habitáculo y nos contagiara de otra actitud vital. Las prisas sí son a veces buenas consejeras y aunque estas influyan en nuestros hábitos claxoneros, el buen uso está más relacionado con la educación. Pero tampoco nos pongamos moralistas a ver si nos van a pitar. Pite usted bien y pite a tiempo aunque ni usted ni yo pitemos nada en este asunto. No por mucho pitar amanece más temprano ni el perro pitador es poco mordedor. La pitanza a su hora y una siesta a tiempo. Los amigos hablan y todo lo que dicen los demás son pitidos. Los pitidos interiores se llaman acúfenos. A veces no tenemos ni pito idea de lo armonioso que es el silencio. Verde.

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