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Ceferino de Blas.

Opinión

Ceferino de Blas

Los nombres de las calles

El historiador Juan Miguel González acaba de escribir un libro sobre los nombres de las calles de Vigo con el que nos invita a conocer mejor la ciudad. No es el primero que lo hace, ya que Lalo Vázquez Gil, que fuera el cronista oficial, publicó en los años ochenta otro titulado, “As rúas de Vigo. Orixe. Historia. Nomes”.

Ambos son libros eminentemente históricos, dedicados a documentar los nombres, en vez de fijarse en episodios que protagonizaron las calles, que recorrió la Infanta Isabel, “La Chata”, por quien se llama Plaza de la Princesa a la que antes era de la Pescadería, o que paseó Julio Verne, en las dos ocasiones que estuvo en Vigo.

Vista de la Plaza de la Princesa de Vigo. / Marta G. Brea

Otros dos libros, más limitados por su ámbito geográfico, ya que se centran en el casco antiguo, sí abordan los aspectos sociológicos de las calles, los comercios, los edificios más significativos, las personas que los habitaron. Mezclan la historia con la vida de las calles. Llevan por título “A caracola de pedra. Percorrido polo barrio histórico de Vigo”, de Pedro Díaz, y “Camiñar polo Vigo vello”, de Pedro Feijoo. Dos textos de fácil lectura y que ilustran.

Con estos libros se concluye que las calles de Vigo se hallan perfectamente estudiadas, lo que supone una doble satisfacción. La de contar con ese patrimonio histórico tan bien divulgado que ofrece la posibilidad de conocerlo a quienes lo deseen.

"Vigo es una ciudad abierta, que acepta los nombres para sus calles sin complejos"

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Precisamente, una de las propuestas que formula Juan Miguel González es que las personas que lean su libro lo hagan para poder situarse con un buen plano de la ciudad en las manos, y recomienda el editado por el Ayuntamiento de Vigo en 1989, que se extiende a los barrios.

Pero no solo es adecuado para una lectura en casa y sobre una mesa. Durante la presentación del libro se dijo, y es una magnífica propuesta, que lo mejor que podría hacerse, si se dispone de tiempo, es salir a recorrer las calles de Vigo con él en la mano, leyendo ante los rótulos lo que corresponde a cada vial concreto.

Es la mejor manera de conocer la historia de la ciudad, adentrándose en sus meandros. Saber porqué los representantes de los vigueses, es decir, la corporación municipal, acordaron poner ese nombre a esa calle, qué méritos contrajo la persona por la que va a ser conocida o qué circunstancia concurría para que determinadas vías, en especial las muy antiguas, sean recordadas por esa denominación de un gremio, un accidente geográfico, un episodio histórico u otra circunstancia.

En tono didáctico, el autor agrupó las calles de Vigo por las características de los titulares: la monarquía, los empresarios, los políticos, los filántropos, los artistas y científicos, militares y grandes personalidades.

Con todos esos nombres se forma un gran mural, que si lo viéramos expuesto, nos llevaría a una conclusión: Vigo es una ciudad abierta, que acepta los nombres para sus calles sin complejos, aunque ahora en un revisionismo fuera de lugar, algunos sean cuestionados, por su pasado próximo o remoto, como los conquistadores. Vigo mezcla con igual equivalencia a reyes y príncipes y jerarcas republicanos, como Castelar y Pi i Margall o políticos conservadores como Cánovas, del que solo existen cinco ciudades que le sigan dando nombre. Y mantiene a Colón, Pizarro y Hernán Cortés como los grandes personajes que engalanan la historia del país. Es lo que corresponde a una ciudad cosmopolita.

"Cada calle viene precedida por una introducción documental con la razón por la que se le pone ese nombre"

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Una aportación singular del libro es que cada calle viene precedida por una introducción documental con la época en que se propuso y la razón por la que se le pone ese nombre. Es un resumen de muy pocas líneas que aporta las claves de porqué cada calle se llama así. Se trata de un trabajo ímprobo del autor en los archivos municipales, demostración de que ha revisado a fondo las actas del Ayuntamiento de Vigo, desde 1638 a 1945, el periodo que estudia “Os nomes das rúas de Vigo”.

La relación de calles finaliza en 1945, lo que significa que las que hayan recibido nombre después de ese año, y son abundantes, quedan para una nueva publicación. Por lo que faltan todos los rótulos que han sido incorporados al callejero desde la posguerra al Vigo democrático. El corte que introduce el libro permite conocer lo más característico de la ciudad, antes de la explosión demográfica que se produjo en los años sesenta. Es el Vigo más calmado, previo a Citroën, a la Zona Franca y a la llegada de la Universidad. El Vigo de la nostalgia, el Vigo de ayer.

El más interesante para echarse a andar, leyendo reposadamente el libro de “Os nomes das rúas”, ante cada placa, algunas de ellas artísticas, para conocer a fondo la ciudad, a sus personajes y circunstancias. Una oportunidad que no debe desaprovecharse.

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