Las discusiones hay que objetivarlas. A eso nos dedicamos los que estamos en la universidad y muchos otros fuera de ella. Sin concesión al desaliento, tratamos de arrojar luz y contextualizar problemas y oportunidades para introducir racionalidad en estrategias y apuestas. Hoy voy a referirme a la dinámica de las inversiones públicas.

Sobre la inversión en infraestructuras públicas en Galicia Santiago Lago Peñas*

Seguimos oyendo a diario que Galicia es un territorio discriminado y mal atendido. A pesar de que eso contrasta con lo que muchos observamos a nuestro alrededor recordando cómo estaba la situación hace 25 años, lo que toca hacer es ir a los datos. El gráfico adjunto muestra la distribución regional de toda la inversión pública en infraestructuras desde 1964 hasta 2017, distinguiendo dos períodos, antes y después de 1995.

En síntesis: a las infraestructuras (y a todo lo demás, claro) no le sentó nada bien el franquismo. En los años sesenta y setenta (también antes) Galicia recibió una inversión per cápita inferior a la media española. No éramos prioridad.

Las cosas cambian radicalmente con el despliegue del Estado autonómico y de la política regional europea. Ambos procesos nos han sentado muy bien. Desde 1995 la inversión pública en Galicia supone, en promedio, más del 8% de la total, con una población que se ha situado alrededor del 6%; hemos sido uno de los territorios prioritarios en inversiones y que más ha avanzado comparativamente respecto a la etapa anterior. De hecho, los que más de toda España: la distancia en el gráfico entre la barra verde, promedio 1995-2007) y el punto azul (promedio 1964-1995) es la mayor.

Sin duda, se puede argumentar que en Galicia hace falta gastar más que en otros sitios porque construir infraestructuras viarias y ferroviarias es más caro o porque tenemos muchos kilómetros de costa y muchos puertos. Por eso, concuerdo en que el peso en las inversiones debería tender a ser significativamente superior al peso poblacional. Sin duda también, quedan algunas infraestructuras relevantes pendientes que deben ser acometidas. Pero deberíamos ir abandonando la “teima” de la discriminación y la marginación de Galicia en materia de infraestructuras. Lo que es verdad en un momento de la historia, puede dejar de serlo. Y las concepciones deben actualizarse.

*Director de GEN (UVigo)