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Javier Cuervo.

Artículos de broma

Javier Cuervo

Sueños y derechos

¡Qué empeño en que la gente sueñe! No encontrará un motivador, sea persona, sea taza de desayuno, que no insista en que debes tener sueños y esforzarte en hacerlos realidad. No importa qué sueñes; lo que importa es que tengas sueños. Seguro que Adolf Hitler cumplió sus sueños que fueron la pesadilla de millones de personas.

Como en vez de ser americano resulté ser español no me decían de niño que había un sueño de país para la vida de todos los nacionales. No había un sueño equivalente al sueño americano. Al contrario, cuando tenía la edad de las ilusiones y se me iba la cabeza un poco arriba siempre me decía alguien: “¡Despierta, chaval!”. Era un tiempo en el que, a quien fracasaba en sus aspiraciones se le calificaba de soñador. Esa calificación era un suspenso. Los que soñaban despiertos eran considerados sonámbulos de la realidad, un espacio que había que vivir con pleno realismo. De entonces me queda que los sueños no son sinónimos de proyectos o de expectativas, sino de ilusiones, para las que había un pareado desagradable: “Solo vive de ilusiones, el tonto de los...” (rime usted mismo).

Ahora hay discursos inspiradores por todos los medios y frases motivadoras en todos los objetos para que la gente –sobre todo si es joven– tenga en qué soñar. El liberalismo ha llevado tan adelante este discurso que ya no conoce fronteras ni contextos. Una chica beneficiada por la larga intervención estadounidense en Afganistán que con la llegada de los talibanes tuvo que subirse a un avión y venir a Occidente contaba que quería sacar a sus sobrinas para que no les arrancaran “sus sueños”. En Afganistán los talibanes no quitan los sueños, sino los derechos, mucho más objetivos y reglados para el mundo. Sin derechos, la vida es una pesadilla.

Los sueños son individuales. Los derechos, colectivos. Hablar de sueños en vez de derechos desactiva una de las cosas que más teme el liberalismo sonriente: el activismo, tan ligado a los derechos. Los sueños solo se pueden tener sobre el colchón de los derechos.

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