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Y Feijóo salió a competir

Aunque el portavoz de los populares, Pedro Puy, trató de calificar, ante los medios, la intervención de Feijóo de moderada y propositiva, lo cierto es que este fue el discurso más confrontador del Presidente de los gallegos. Y ello, porque Feijóo afrontó el debate del estado de la autonomía tan preocupado por anticipar las críticas que le plantearía la oposición como por encabezar la crítica de su partido al gobierno central.

Como siempre, fue un buen discurso, serio, institucional, en cierto punto emocionado, contenido en las formas, desbordado en los supuestos y controvertidos datos y en una cierta asertividad que permite golpear al otro sin despeinarse. Nunca Feijóo usara tanto tiempo en hablar del Gobierno de Madrid, porque el debate del estado de la autonomía está para hablar de uno mismo, para mostrar los éxitos del gobierno autonómico y presentar propuestas para el futuro, pero en esta ocasión, el discurso de Feijóo llevaba exceso de destinatarios.

Feijóo se centró en la pandemia, en la sanidad, en la industria, en la emigración, en la situación de los servicios públicos; nos presentó como modélicos todos aquellos ámbitos en los que sabía se centraría la crítica de la oposición; llegó a señalar que las carencias de personal sanitario se deben a la tasa de reposición; puso a Galicia como avanzadilla de la modernidad en las políticas públicas, y se esforzó, una y otra vez en compararse con otras comunidades autónomas.

Hizo hincapié en la bilateralidad y la multilateralidad de la lógica multinivel, y llegó a referirse al gobierno central como “árbitro” entre las autonomías, un decantamiento federalista que apela a la búsqueda de protagonismo y liderazgo entre los gobernantes autonómicos.

Fue el discurso más político de Feijóo; salió a la zona a defender con los codos; se defendió de la oposición antes de que le atacaran, y la atacó con dureza cuando trataron de desmontar su relato. Era su debate, nadie se jugaba más que él, se plantó firme para dar cuenta de su fortaleza, incluso dejó que el enfado se exhibiera durante la respuesta, una emoción que el Presidente suele contener.

Feijóo salió a la cancha a competir, por ratos en Galicia, por ratos en Madrid; a veces con la oposición, a veces con su propio partido; solo falta saber que vendrá después, pero eso, ni el propio Feijóo lo sabe.

* Equipo de Investigaciones Políticas USC

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