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José María de Loma.

Centralismos

Dice Sánchez desde Madrid que hay que descentralizar España. La primera propuesta es llevar el Tribunal Constitucional a Cádiz. Cádiz es La Habana pero con más sentencias. Desde luego, los fallos del tribunal radicado en Cádiz iban a tener mucha más guasa y sentido del humor, afortunadamente. Otra propuesta, vieja, es llevar el Senado a Barcelona, pero a los senadores no hay quien los mueva del paraíso. Ya puestos hay que llevar el Ministerio de Industria a Euskadi, el de Turismo (que no existe) a Málaga o Baleares y el de Agricultura vaya usted a saber dónde pero que haya buenos tomates, pepinos y calabacines.

La España vaciada hay que llenarla de gente, no de ministerios. El PP cree que este afán descentralizador, que quedará en nada, obedece a un intento de fastidiar a Ayuso. La presidenta de Madrid solo puede estar segura de una cosa en la vida: jamás trasladarán la Comunidad de Madrid a Murcia. A Soria o a San Sebastián. Es la única que tiene trinchera fija.

Mientras los magistrados del Constitucional eligen traje de Carnaval, en las comunidades grandes se ejerce un centralismo poderoso. Teruel Existe. Pero quiere inversiones, no el traslado por fuerza de unas decenas de funcionarios. Carreteras y no libreas. Dinero y no subsecretarios. Que no sería descartable que teletrabajaran desde Madrid. La oposición a Sánchez ha puesto el grito en el cielo, en el cielo de Madrid, que es velazqueño y azulón, vivísimo en los días despejados y fríos del otoño. Hay que reescribir las novelas de Galdós y ambientarlas en Pontevedra o Fuengirola. El Callejón del Gato de Valle Inclán nos lo llevamos a Socuéllamos y el Rastro hay que descentralizarlo y enclavarlo en Jaén, Sitges o A Coruña. A los de Ciudad Real les damos el oso y el madroño y hacemos traje oficial el de chulapos para los de Tarragona. De Madrid al ministerio. En compensación tendríamos que darles playa. El Prado no se toca. Qué buen sitio para ponerse a salvo de tanto ruido.

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