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Óscar R. Buznego

El libro de Jonás

La apuesta por renovar la promesa igualitaria de la izquierda

Hubo un tiempo, no tan lejano, en que España estaba alejada de Europa, aún siendo parte intrínseca de ella. Hoy, nadie pone en duda que los españoles somos europeos de pleno derecho. No solo participamos de la vida europea, sino que además nos declaramos europeístas, cierto es que con el entusiasmo algo rebajado. Una mayoría amplia apoya el proceso de integración y valora positivamente la pertenencia de nuestro país a la Unión. Poco a poco, vamos asimilando la inclusión de los asuntos comunes de los 27 en el ámbito de la política doméstica. Hemos asumido un compromiso, largamente anhelado, que nos obliga a pensar en Europa.

El proceso de la unidad europea ha adquirido un significado trascendental en el mundo actual. La globalización ha desbordado la soberanía ejercida por los estados nacionales y, en consecuencia, en muchos casos deja sin efectos prácticos la democracia que se había instalado en ellos. La Unión se ofrece como una solución posible para preservar el poder de los ciudadanos, pero Europa tiene sus propios problemas. Unos saltan a la vista. Los británicos, que desde su ingreso han tenido un pie fuera, optaron en una votación muy controvertida por llevar sus reticencias hasta el punto de abandonar la Unión, una decisión que no había tomado ningún socio hasta la fecha, aunque algunos países ya se habían mostrado divididos por la mitad en referéndums celebrados para decidir su ingreso o aprobar un tratado. El Tribunal Constitucional de Polonia, títere del gobierno de Ley y Justicia, una fuerza política de la derecha radical que sostiene la misma actitud conflictiva que Orban desde Hungría, acaba de dictar una sentencia que plantea un desafío por todo lo alto a sus socios en Bruselas.

"Bajo el título 'Volver a las raíces', prioriza las políticas redistributivas a las identitarias, la nacionalistas y posmaterialistas"

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Los europeos percibimos con frecuencia que la Unión funciona como una confederación, donde priman los intereses nacionales y falta un espíritu comunitario auténtico. Pero el complejo entramado institucional está afectado por otros problemas menos visibles que se traducen, en definitiva, en un funcionamiento confuso que se vuelve opaco para la opinión pública.

Jonás Fernández, diputado del Parlamento Europeo en su segunda legislatura, los conoce bien, los explica con meridiana claridad y aporta un plan detallado de reformas para mejorar el rendimiento de la maquinaria comunitaria. Con el fin de facilitar una mayor implicación de los ciudadanos, propone superar el consenso implícito pero pasivo que ha mantenido en pie la construcción europea, con una politización más intensa en todos los niveles de la Unión, un debate público amplificado en el que se perciban con nitidez las distintas posiciones y una rigurosa rendición de cuentas ante los electores.

La concentración del poder soberano de cada uno de los países en la Unión es la respuesta idónea de Europa a las incertidumbres y los nuevos competidores surgidos con la globalización. Requiere avanzar a grandes pasos hasta completar la integración política. Jonás ha puesto a su libro el expresivo título de “Volver a las raíces”. En realidad, el propósito último que le anima es renovar la promesa igualitaria de la izquierda, priorizando las políticas redistributivas a las identitarias, las nacionalistas y las inspiradas en los valores postmaterialistas. Y en el mundo globalizado, añade Jonás, los países europeos solo podrán ser eficaces en pos de la igualdad si actúan unidos por un poder soberano compartido. El estado nacional no tiene ya capacidad suficiente para hacer frente en solitario a este reto. Por tanto, el futuro de la izquierda en el viejo continente, si quiere ser fiel a sí misma y al empeño con que nació, está vinculado al de la Unión, pues solo a través de ella podrá alcanzar su objetivo.

"Afirma que los países europeos solo podrán ser eficaces en pos de la igualdad si actúan unidos por un poder soberano compartido"

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En la primavera se presentará el informe de la Conferencia sobre el Futuro de Europa, promovida por las instituciones de la Unión. La apuesta de Jonás por embarcar a la izquierda en una clarificación del “terreno de juego” de la política europea no puede ser más oportuna. Hay políticos varados en el pasado y políticos de un momento, nacidos del azar o de un impulso arribista. Jonás es un político hecho y preparado para pasar a la primera línea, de los que España disfrutó en abundancia durante la Transición y que ahora tanto echamos de menos. La política es su vocación y la ejerce con responsabilidad, sabe de lo que habla, tiene muy en cuenta que se debe a los ciudadanos, explica las cosas, como hace regularmente en estas páginas, profesa de manera coherente los valores de la socialdemocracia y es leal a su partido. Representa la política del futuro, la que vendrá después de esta desgraciada etapa de polarización y populismo, alharacas y cinismo a tutiplén. Como Ignacio Urquizu, politólogo, alcalde de Alcañiz, que fue apeado de la lista al Congreso por Teruel en contra de la opinión unánime de los afiliados y ha escrito “Otra política es posible” para dejar constancia de una manera de ejercer el delicado oficio a la altura que merecen los ciudadanos en una democracia.

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