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Marcelino Otero López

Obviedad energética

Como todo el mundo estoy en estos días muy atribulado por la evolución del precio del megavatio en el mercado mayorista de la electricidad. Quién iba a decir que íbamos a ver no solamente los ciudadanos españoles o europeos, sino de todo el planeta que estaríamos siguiendo minuto a minuto este precio, cuando ya hemos vivido el día a día la cotización de la famosa prima de riesgo, de la que ya nos hemos olvidado, al menos por ahora. No lo doy entendido. El estado del arte de las tecnologías aplicadas a la producción energética ha avanzado asombrosamente no solamente en el último lustro, donde hemos podido ver la capacidad multiplicadora de producción de los nuevos molinos eólicos o el impresionante incremento de capacidad que han experimentado las placas solares con sustantivas disminuciones de precio, solamente por poner un par de ejemplos.

Consecuentemente con la evolución de las tecnologías de renovables, la productividad ha aumentado exponencialmente, por tanto las rentabilidades de las inversiones en infraestructuras confirman el acertado enfoque de modelo de negocio de los que han apostado por las renovables, sobre todo ante el fin de ciclo de los combustibles fósiles que habiéndose incoado haya ya más de una década el cambio de paradigma energético, ahora esta siendo impulsado por razones de peso medioambientales, como la de frenar la aportación de CO2 a la atmósfera, para paliar los negativos efectos contaminantes que inducen el cambio climático, uno de los mayores problemas con el que se esta enfrentando la humanidad. Ya no es una opinión, es un hecho.

Decía que no entiendo esta convulsión en los precios, salvo que a mi entender se trata de un problema coyuntural, porque las energías renovables si una característica esencial tiene, desde luego es la reducción sustantiva de los costes, dado que las materias primas utilizadas como los rayos solares, el impulso del aire o el hidrogeno, uno de los elementos químicos más presentes en la naturaleza de la Tierra, es que no tienen propietarios como los pozos de petróleo, por tanto el acceso a estas fuentes no incorporan costes de materia prima y en cuanto a la transformación, no exige sofisticadas plantas de refinería de petróleo.

Es obvio que las energías renovables son más baratas y aunque nos queda bastante para dotarlos de una extensa infraestructura tanto productiva, como de distribución, aun tendremos que esperar unos años. Esperemos que pocos.

*Economista

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