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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los proyectos

A la vista de los datos, parece fuera de duda que los sectores primarios de la economía gallega no solo fueron los más perjudicados por las condiciones del ingreso de España en la entonces CEE. Lo que puede sorprender, en cierto modo, es que a pesar de los años transcurridos, los efectos negativos sobre el rural y/o la pesca siguen notándose; cierto que ahora contribuyen otros factores, pero la realidad es terca: en los últimos quince años, tal como acaba de publicar este periódico, el número de explotaciones vacunas ha descendido a la mitad. Por ejemplo. Y no muy atrás, también dio cuenta de que en un periodo de tiempo parecido la flota pesquera perdió varios cientos de embarcaciones de diferentes tipos.

Lo que sí resulta raro es que, al menos hasta el momento, ninguno de los dos sectores tengan proyectos conocidos de cara a la obtención de los Fondos Europeos que, en teoría, se orienten al menos en parte a la modernización y transformación de esa estructura primaria actual. Es cierto que, en general, no hay demasiada información acerca de los proyectos específicos y sus objetivos y beneficiarios, pero sería difícil de aceptar que entre ellos, y lo que correspondería a España –140.000 millones de euros, la mitad más o menos a fondo perdido y el resto a largo plazo y bajo interés– no beneficiase al mundo agropesquero.

Es cierto que esas actividades ya cuentan con políticas comunes ad hoc de la Unión que incluyen ayudas, pero los fondos son para otra cosa, para reestructurar y, en cierto modo, “reinventar” sectores. Y a uno y otro de los dos españoles, Europa le debe un esfuerzo adicional. Ocurre que la perspectiva no resulta alentadora, y menos aún después de las declaraciones de la señora vicepresidenta Calviño acerca de que en materia de proyectos –es decir, de objetivos– habría que ser selectivos y presentar pocos, pero muy bien fundamentados. Lo segundo es lógico, pero demasiado “prudente”.

En ese sentido tiene razón el Ejecutivo gallego cuando muestra disconformidad con el planteamiento vicepresidencial, que reduce a “dos o tres proyectos” –podría ser un símil, pero más vale prevenir...– el número a presentar. Sea como fuere, lo que late en el fondo de la posición gallega es la desconfianza, más que justificada desde una opinión personal, por el manido asunto del reparto del dinero de aquellos fondos. Primero, porque el presidente Sánchez tiene el permiso parlamentario para hacer lo que crea conveniente y segundo, porque de lo que se duda es precisamente de lo que crea don Pedro que es conveniente y para quién o quiénes.

Claro que, como ya advirtió el refranero viejo, en todas partes cuecen habas, y de ahí que la Xunta debiera prestar atención a lo que dijo en la inauguración de la Feria Conxemar, en Vigo, uno de sus gestores más destacados: que el certamen, uno de los más prestigiosas en el sector, va a ser objetivo de una competencia feroz por el apoyo político –y de todo tipo– que va a recibir el que se organiza en Barcelona para el mes de abril. Y habrá que reaccionar, porque hay competencia y competencia, y la que se hace desde instituciones públicas no tanto para mejorar lo suyo cuanto, al menos de paso, para fastidiar lo ajeno, es intolerable. Y si alguien lo hace y se lo permiten, pues a seguir el ejemplo, porque el cielo puede ser para los mansos, pero la tierra, no.

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