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Joaquín Rábago.

Eric Zemmour, un racista de tomo y lomo

Hay políticos que solo son capaces de destilar odio y uno de ellos es, sin lugar a dudas, el francés de ascendencia judía argelina Eric Zemmour.

Misógino y racista de tomo y lomo, Zemmour tiene a su disposición los grandes medios franceses, desde la prensa escrita hasta la televisión, donde volcar continuamente su veneno aunque luego se queje de que le censuran.

Un buen amigo filólogo que sigue muy de cerca la actualidad francesa me señaló hace ya años el peligro de ese personaje, que se aproxima en popularidad a la líder de la ultraderecha francesa Marine Le Pen y podría ser incluso candidato al Elíseo.

Como señala mi amigo, Zemmour “odia al pobre, sobre todo si este es musulmán, su gran chivo expiatorio”.

Su gran obsesión, en la que coincide con otros intelectuales de derechas como Alain Finkielkraut o Renaud Camus, es el peligro de colonización de Francia por los musulmanes, tema al que dedica su libro más reciente: Francia no ha dicho la última palabra.

Su amigo Camus es autor de un ensayo titulado Le Grand Remplacement, que advierte del peligro de que los franceses de pura cepa, si es que existe tal cosa, se vean un día “reemplazados” por los hijos de la inmigración magrebí.

Ese día no está lejano, pronostica Zemmour, según el cual la población musulmana en Francia se dobla cada quince años de tal forma que a mediados de siglo serán ya la mitad de los ciudadanos del país.

Zemmour desearía incluso prohibir los nombres de pila de origen musulmán. Quien llama a su hijo “Muhammad” está ya, argumenta, colonizando a Francia.

El acoso a las mujeres en las calles de las ciudades francesas solo es obra, según él, de los inmigrantes, “que han encontrado un medio eficaz para colonizar el espacio público”.

Los matrimonios con musulmanes tienen por objeto únicamente la obtención de papeles. Es decir que, según él, es imposible un matrimonio por amor entre personas de distinto origen étnico.

"Desearía incluso prohibir los nombres de pila de origen musulmán. Quien llama a su hijo 'Muhammad' está ya, argumenta, colonizando a Francia"

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Para Zemmour, el actual “progresismo antirracista” es sucesor del comunismo y utiliza los mismos métodos totalitarios que el Komintern de los años treinta”.

En eso coincide totalmente con el también judío francés Finkielkraut, según el cual “el antirracismo es el comunismo del siglo XXI”.

Zemmour sostiene que a “la sacralización de la raza durante el período nazi sigue ahora la negación de las razas”.

“Yo pertenezco a la raza blanca mientras que usted es de raza negra”, espetó un día en televisión a una de sus interlocutoras.

Sus provocaciones la han llevado a sostener, entre otras cosas, que el régimen de Vichy protegió a los judíos franceses “gracias a la hábil estrategia adoptada por Pétain y Laval”.

Es la vieja tesis de “la espada (De Gaulle) y el escudo (Pétain)” puesta en circulación por los partidarios de aquel régimen colaboracionista después de la Segunda Guerra Mundial.

Revisionismo histórico que le valió las críticas de la comunidad judía francesa y el desmentido del historiador norteamericano Robert O. Paxton.

Profundamente misógino, Zemmour tiene, por otro lado, un concepto viril de la política: en cierta ocasión afirmó que “el poder se evapora en cuanto llega la mujer”.

Para él, los hombres políticos actuales se han feminizado al punto de que son muchas veces tan solo “grandes asistentes sociales”.

Zemmour no es aún candidato a las elecciones francesas, pero, gracias a su continua omnipresencia en los principales medios del país, marca ya la agenda política.

Por el momento ha encontrado un mecenas en el hombre de negocios y multimillonario Charles Gove que llevaba tiempo buscando un talento político capaz de imprimir a Francia orientación claramente derechista.

En la revista “Paris Match”, Gove elogiaba recientemente a Zemmour, al que calificaba de “hombre que viene de los vastos espacios del Sáhara y habla de Francia como Bernanos”, el gran polemista católico, autor de Los grandes cementerios bajo la luna, que trata de la represión franquista y el papel de la Iglesia católica en la Guerra Civil española.

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