El desarrollo de la pediatría española se produjo en varias etapas bien diferenciadas por Sánchez Granjel. De la primera etapa, la del nacimiento como especialidad (1886-1914), no tengo dato ni noticia de ningún médico que se dedicase exclusivamente a la Pediatría en Ourense.

En la segunda etapa pediátrica española, la de génesis y desenvolvimiento (1914-1936), se establecieron en Ourense, como pediatras: Álvaro Bobillo Bobillo (1928) y Leoncio Areal Herrera (1930).

En la tercera etapa, la de la consolidación de la Pediatría (1936 – década de los 60 del siglo XX), se incorporaron los pediatras: Federico Martinón León (1940), Alberto Fábrega Santamarina (1941), Julio Freijanes Malingre (1942), Gloria Sánchez Borrajo (1944), Blanca Sánchez Martínez (1947), Antonio García Martínez (1947), Nicasio López Peteiro (1948), José Mato Prada (1950), Luis Gallego Domínguez (1951) y Luis Mangana Conde (1953). Estos pediatras, llegados a Ourense entre 1928 y 1953, ejercieron la pediatría en unos años en que inicialmente no existía seguro de enfermedad y, después, no incluía a una gran parte de la población, ni a la mayoría de los niños. La gente carecía de medios económicos para pagar a los médicos o los medicamentos. Con una generosidad ejemplar, los pioneros de la pediatría ourensana suplieron estas carencias instituyendo consultas gratuitas, a las que algunos de ellos dedicaban días enteros, o cobraban honorarios minúsculos o simbólicos. Por otro lado, facilitaban los medicamentos, unas veces a base de las muestras de los específicos y otras con dinero de su propio bolsillo. La mayoría se sostenía económicamente mediante su trabajo médico, no siempre pediátrico, en las pocas instituciones existentes.

Primeros pediatras

Los médicos, en muchos casos, terminaban la carrera con algo de ciencia en la cabeza —la que podían enseñarle sus maestros en la Facultad, con su escasez de docentes y recursos—, algo de práctica y habilidad —las que aprendían en el Hospital, que eran muy contadas–, unos pocos libros —bastante desfasados— y una combinación de miedo y valentía para vérselas con los enfermos. No obstante, las limitaciones eran suplidas por el esfuerzo continuado de esos profesionales sanitarios, que se las arreglaban para ir adquiriendo la capacidad necesaria para establecer el diagnóstico. Y por si fuese poco, al no existir guardias médicas establecidas ni servicios de urgencias, la jornada era ininterrumpida durante todo el día y la noche. Al no existir regulación oficial, para poder adquirir la formación necesaria en una especialidad, algunos pocos médicos acudían a los escasos centros de especialización existentes en España. Lo hacían por iniciativa propia, con mucho esfuerzo, con la ayuda y sacrificio de sus familias y sin remuneración alguna. Tal fue el caso de los pediatras ourensanos.

Actividad científica

Los pediatras gallegos no se constituyeron como Sociedad de Pediatría de Galicia (SOPEGA) hasta el 6 de marzo de 1950. Lo harían en Santiago de Compostela, bajo la Presidencia de su fundador Manuel Suárez Perdiguero. La primera vez que se reunieron en Ourense fue el domingo 10 de junio de 1956, en el que desarrollaron la IX Reunión Científica, en el Salón de Actos del Colegio Oficial de Médicos de Ourense (ubicado en hoy calle de Alejandro Outeiriño). Participaron en aquella primera reunión un total de 18 pediatras gallegos, de los que cuatro eran ourensanos: Freijanes Malingre, García Martínez, Mato Prada y Martinón León, y a los que se unieron un grupo de médicos locales hasta sumar una treintena. Las sesiones fueron presididas por las autoridades locales junto a Suárez Perdiguero, Fontoira Peón y López Socas (Presidente, Vicepresidente y Secretario, respectivamente, de la SOPEGA). Y aquí una anécdota que me contó el propio actor. En la recepción, el señor obispo recibía el besamanos de los asistentes. En un momento dado, el besamanos se extendió a un joven profesor Peña que estaba situado a su lado y que, por su rigurosidad en el vestido, fue confundido con otra jerarquía eclesiástica. Hasta 21 años después, en 1977, no se volvería a reunir la SOPEGA en Ourense, bajo mi presidencia (véase Faro de Vigo, 29.11.2015). No obstante, los pediatras ourensanos seguirían colaborando en las actividades pediátricas de su sociedad. Los pioneros de la pediatría ourensana no fueron investigadores, no había investigación, pero destacaron por su capacidad de adaptar la mejor pediatría que había en el momento, la concebida e innovada por otros, y aplicarla a los niños de Ourense. Precisamente, tres de estos primeros pediatras (Areal, Martinón y Fábrega) tenían su consulta en la ourensana rúa de Luis Espada (hoy Cardenal Quiroga - Alejandro Outeiriño), llegando a ser grandes amigos que, en lugar de competir, colaboraron en muchos casos, cuando la medicina en equipo era una utopía. Gracias a todo ello, en definitiva, se salvó la vida de muchos niños. Incluso se puede constatar en sus bibliografías que alguno de ellos elaboraron comunicaciones y publicaciones muy meritorias.

Pioneros

Ya me he referido en artículos anteriores, en Faro de Vigo, a los doctores Fábrega (20.11.2016), Freijanes (18.09.2016) y Mato (02.10.2016), a cada uno de los cuales les he dedicado un suelto. Hoy lo haré sobre algunos otros de los que tengo datos, con una dimensión impuesta por las reseñas que de ellos tengo —facilitados en su mayoría por sus familiares—, sin que la extensión mayor o menor tenga que ver en absoluto con su importancia y transcendencia personal y profesional.

Leoncio Areal Herrera (A Coruña, 1903 – Ourense, 1984). Licenciado en Medicina por la Universidad de Madrid (1928). Puericultor por la Escuela Nacional de Puericultura (1929). Abrió consulta en Ourense en 1930. Puericultor del Estado y Jefe del Servicio Provincial de Higiene Infantil de Ourense (1934). Pediatra consultor de la Seguridad Social. Pediatra del Jardín Maternal de Auxilio Social de Ourense. Vocal fundador, por Ourense, de la Sociedad de Pediatría de Galicia (1950). Realizó publicaciones sobre la mortalidad infantil en Ourense. Persona íntegra y clínico muy riguroso y actualizado, suplió con gran esfuerzo y eficacia la falta de pediatría hospitalaria. Alcalde de Ourense (1954-1955) y Diputado en las Cortes Españolas (1952 y 1955).

Federico Martinón León (Las Palmas de Gran Canaria, 1909 – Ourense, 1997). Licenciado en Medicina por la Universidad de Santiago (1936). Especialidad de Pediatría y Puericultura en la Casa de Salud Valdecilla y Jardín Infantil de Santander —bajo la dirección del profesor Guillermo Arce—. Especialista en Medicina Deportiva por la Universidad de Valladolid. Médico de Enseñanza Media por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. Se estableció en Ourense en 1940. Pediatra de la Seguridad Social. Pediatra del Seminario Menor, organizaciones juveniles estatales, Instituto de Enseñanza Media “Otero Pedrayo”, colegios e instituciones benéficas. Desempeñó cargos directivos y técnicos médicos durante algunos años. Ejerció la pediatría privada como actividad preferente. Persona muy buena y honesta, con gran sentido de la responsabilidad, trabajó hasta el agotamiento. Alcanzó tal popularidad y prestigio, que los paisanos hicieron su nombre sinónimo de pediatra —“o neno esta malo, teño que levalo a un martinón”. De carácter abierto y tolerante, contó entre sus amigos con personas de distintas confesiones e ideologías, a los que apoyó sin reservas y sin importarle comprometerse. Impartió cursos, conferencias y charlas de divulgación. Autor de diversas publicaciones científicas con dedicación preferente a enfermedades de la nutrición, infecciones y medicina deportiva. Premio “Padre Feijoo” del Instituto de Estudios Ourensanos (1974) y Mención honorifica de la Real Academia de Medicina. Medalla de Plata de Previsión y Cruz Azul de la Seguridad Social. Miembro de Honor de la Sociedad de Pediatría de Galicia. Supo inducir su vocación por la medicina a sus hijos, hasta el punto de que de sus cinco hijos, tres fueron pediatras —uno de ellos el que les escribe—. Años más tarde, seguirían la carrera de Medicina siete nietos, de los que dos de ellos son asimismo pediatras.

Antonio García Martínez (Vigo, 1918 – Ferrol, 2006). Licenciado en Medicina por la Universidad de Santiago. Especialidad de Pediatría en el Hospital Real de Santiago. Abrió consulta privada en Ourense en 1947. Pediatra de la Seguridad Social. Médico Escolar titulado en diferentes colegios de la provincia de Ourense. Persona sensible, receptiva y tolerante.

Blanca Matilde Sánchez Díaz (Murcia, 1919 – Ourense, 1982). Licenciada en Medicina por la Universidad de Santiago. Número uno de su promoción en la que fue la única mujer. Especialidad de Pediatría en el Hospital Real de Santiago. Abrió consulta privada en Ourense en 1947, a la par con su marido, Antonio García, en el barrio del O Couto. Pediatra de la Seguridad Social. Inspector Médico Escolar de Ourense. Luchó por la igualdad educativa y profesional de la mujer.

Luis Gallego Domínguez (Ourense, 1920-2007). Licenciado en Medicina por la Universidad de Santiago. Médico Puericultor. Abrió su consulta privada en Ourense en 1951, a la que se dedicó con exclusividad, con altruismo y gran aceptación popular. Hijo Predilecto de Ourense, se le erigió un busto en la plaza del Jardín de Posío, delante de la que había sido su consulta.

Luis Mangana Conde (Ourense, 1924 – Nigrán, Pontevedra 2020). Licenciado en Medicina por la Universidad de Santiago (1948). Especialidad de Pediatría en la Clínica Universitaria de Pediatría de Santiago y en la Casa de Salud Valdecilla de Santander (1952). Establecido como pediatra privado en Ourense en 1953. Pediatra en el Hospital Provincial y en la Seguridad Social. Muy trabajador, activo y acreditado. Buen deportista.