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Joaquín Rábago.

El dólar, el arma más poderosa del arsenal de EE UU

Por decisión del Departamento del Tesoro de EE UU, el Fondo Monetario Internacional ha denegado el acceso del Afganistán de los talibanes a los llamados “derechos especiales de giro”.

Con anterioridad, el Gobierno de Washington había bloqueado las reservas del país asiático controladas por las instituciones norteamericanas.

Según el exgobernador del Banco Central afgano, huido ahora al extranjero como el corrupto presidente del país, Afganistán tiene el equivalente de siete mil millones de dólares en el Banco Federal de la Reserva de Nueva York, de ellos mil millones en oro.

“Cualquier patrimonio que tenga el Gobierno afgano en Estados Unidos no estará a disposición de los talibanes”, asegura el exgobernador.

El Fondo Monetario Internacional justificó a su vez su decisión por la “falta de claridad de la comunidad internacional con respecto al reconocimiento” del nuevo Gobierno de Kabul.

Los derechos especiales de giro son activos de reserva con los que se complementan las que tienen ya los países miembros, que el FMI había decidido ampliarlos hace unas semanas para ayudar a los países a afrontar la crisis de la actual pandemia.

No es la primera vez que el FMI decide bloquear el acceso a su ayuda financiera: lo hizo ya, por ejemplo, también por presiones de Washington, en el caso de Venezuela, cuyo Gobierno bolivariano no cuenta con el beneplácito de la superpotencia.

Las reservas exteriores del Estado afgano representan un valor total de 9.000 millones de dólares, según el exgobernador de su banco central, y el grueso de esa suma está en EE UU.

700 millones se conservan en el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, institución que pertenece a los bancos centrales de los países miembros y que en principio no responde ante ningún gobierno.

Afganistán tiene también unos 1.300 millones de dólares en distintas cuentas internacionales, y, según el exgobernador de su banco central, los talibanes solo pueden acceder actualmente como máximo a un 0,2 por ciento de sus reservas en el exterior.

El nuevo régimen puede optar por limitar el acceso de los afganos a la moneda norteamericana con la depreciación de su moneda nacional y como consecuencia, un aumento de la inflación y de la pobreza en todo el país.

"La superpotencia no dudará en utilizar el dólar para presionar al nuevo régimen e intentar al menos algo de lo que no consiguieron sus drones ni misiles"

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Afganistán tiene un gran déficit de su balanza de pagos. El año pasado supuso el 24,3 por ciento de su Producto Interior Bruto aunque ese déficit se compensó con creces gracias a la ayuda exterior: el 40 por ciento de su PIB.

La presión que puede hacer en cualquier caso EE UU sobre el Gobierno talibán mediante el bloqueo al acceso a sus reservas exteriores y gracias a las instituciones internacionales que controla es en cualquier caso enorme.

Afganistán necesita ese dinero, entre otras cosas, para pagar a los funcionarios de su administración, y el régimen talibán puede encontrarse ahora atado de pies y manos.

El dólar es el arma más poderosa del arsenal de EE UU y la superpotencia no dudará en utilizarla para presionar al nuevo régimen e intentar al menos algo de lo que no consiguieron sus drones ni misiles.

Es muy posible que en el caso de un régimen que ha demostrado violar sistemáticamente los más elementales derechos humanos, el recurso por EE UU a arma tan poderosa esté justificado aunque será, como siempre, el pueblo el que primero que pague las consecuencias.

Pero son cada vez más los países que no aceptan el control por EE UU del sistema monetario global pues temen que su desarrollo económico o su comercio con terceros puedan peligrar un día por culpa de decisiones unilaterales de la superpotencia.

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