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Luis M. Alonso.

Sol y sombra

Luis M. Alonso

“Normalidad” talibana

El portavoz de los talibanes ha dicho que las mujeres afganas serán felices bajo las reglas de la sharia. Mientras un mundo se derribaba presa del pánico y de las repatriaciones, Zabihullah Mujahid daba una rueda de prensa mostrando el espíritu conciliador que nadie espera, y sus compañeros de horda tomaban al asalto los gimnasios para entretenerse con las máquinas y dar unas vueltas en los coches de choque. Las cabezas ensartadas en las picas pueden esperar al repliegue de Occidente.

Conviene no frivolizar con una tragedia repetida que enseña de nuevo los colmillos, pero la banalidad insurgente del mal es también, como nos explicó Arendt, una forma nítida de explicar el horror. Lo ha sido históricamente.

El vídeo de los talibanes muertos de risa entre cintas y elípticas, levantando pesas, y el espectáculo de los cochecitos, es la imagen que quieren difundir los nuevos guerreros de la Edad Media que se proponen someter un modo de vida y hasta una civilización. La sharia es una interpretación estricta de la ley islámica que los extremistas afganos ya impusieron cuando gobernaron entre 1996 y 2001. Entre otras imposiciones y castigos, obliga a las mujeres a cubrirse la cara o prohíbe que las niñas reciban educación en los colegios. Pero Mujahid ha dicho que ahora podrán estudiar y trabajar conforme siempre a las normas de la sharia.

Los insurgentes afganos actúan según la interpretación de sus leyes religiosas, las que llevan a Mujahid a prometer que las mujeres serán felices en este nuevo reinado del terror"

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La percepción que de todo ello tienen los talibanes es una normalidad que significa que las mujeres tienen que regirse por reglas distintas a las de los hombres como si se trataran de seres inferiores. Adolf Eichman, responsable de la logística en los campos de concentración nazis, se veía a sí mismo como una persona normal que cumplía órdenes del Estado. Los insurgentes afganos actúan teocráticamente según la interpretación de sus leyes religiosas, las que llevan a Mujahid a prometer que las mujeres serán felices en este nuevo reinado del terror. Josep Borrell dice que la UE debe hablar con ellos porque han ganado la guerra.

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