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Carmen Pérez Novo.

El machismo, terrible mal social

Miles de españolas duermen a diario con su enemigo. Un buen número de ellas mueren cada año a manos de su pareja. Otras tantas viven una vida de enorme sufrimiento, temor y maltratos físicos y psicológicos. Porque estos personajillos tienen unas actitudes que demuestran voluntariedad en sus acciones: amenazan con quitar a los hijos, pegan en partes del cuerpo que se pueden ocultar con mucha facilidad, piden perdón con frecuencia.… Ellos son unos tiranos. Y ellas, sencillamente, las víctimas de un terrible mal social: el machismo. O sea, sujetos que viven con la creencia de que su pareja les pertenece y está obligada a obedecerles. Y, cuando las cosas no salen como ellos quieren, se vuelven abusivos y violentos, con el fin de controlar una situación que se les va de las manos.

Ahora bien, ¿podemos decir que estos machos tienen una personalidad psicópata?, ¿se pueden recuperar estos personajillos? Muchas son las opiniones de expertos, porque su personalidad es variopinta y no tienen un perfil específico. Sin embargo, debemos tener muy presente que ningún ser humano es irrecuperable. Tan solo hay que desaprender lo aprendido, reeducar y resocializar. Y esto es así, porque de lo que se trata es de cambiar códigos y valores que colocan a la mujer en un plano inferior y que han estado sustentando la identidad masculina en un mundo patriarcal que está durando demasiado tiempo. Vivimos en el siglo XXI, y esto ya no podemos permitirlo. Sencillamente porque el machismo tiene solución. Ahora bien, señoras, señoritas, adolescentes, niñas, bebés femeninos, tienen que tener muy presente que la terapia resulta incompleta si no se tiene en cuenta a las víctimas.

Porque detrás de un sujeto de estas características se esconde una persona con baja o nula autoestima, dependencia psicológica, en definitiva con una personalidad tan dependiente que llega incluso a justificar al culpable de sus desdichas. Y eso también requiere solución, porque los valores de la resignación, el amor entregado y la espera silenciosa y temerosa no son propios de alguien libre y emocionalmente equilibrado. Y si tenemos en cuenta que este tipo de violencia se da en todos los tramos de edad, no estaría de más que comenzáramos a abordar con seriedad la educación afectivo-sexual en el sistema educativo. Porque nadie pone en duda que el amor de pareja es importante, pero siempre y cuando se dé en condiciones de igualdad.

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