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Javier Guerra opinador

El Gobierno “castiga” la eficacia de Galicia con la vacunación

Es una realidad incontestable que durante todo este penoso trance de la pandemia, Galicia está dando un ejemplo de responsabilidad, solidaridad y lealtad institucional. El proceso de vacunaciones se ha desarrollado de una forma modélica hasta el punto de que nuestra tierra ha sido capaz de inmunizar a un mayor porcentaje de población. La que primero ha alcanzado el objetivo del 70 por ciento. Es cierto que, al tener una población más envejecida, Galicia ha tenido que asumir ese reto con más agilidad que el resto para garantizar la protección de las personas más vulnerables. Si pero las cifras demuestran que ha estado a la altura de este reto.

Pero si es innegable que Galicia cuenta con un mayor porcentaje de personas mayores, lo lógico también habría sido que en las primeras y más trágicas olas de la pandemia hubiera tenido unas cifras mucho peores de hospitalizaciones y muertes. Pero no ha sido así.

Además, en el proceso de vacunaciones, Galicia ha tenido las complicaciones logísticas que implica ser la comunidad con una población más dispersa, repartida en más de 30.000 entidades de población, que son prácticamente la mitad de las que hay en España.

Pero lo cierto es que, pese a tener la población más envejecida y dispersa de España, la Xunta ha logrado los mejores resultados en cuanto a vacunaciones y ha conseguido mantenerse entre las regiones de Europa menos castigadas por los peores efectos de la enfermedad, reflejados en los datos de hospitalizaciones en unidades de críticos y en muertes. Ha contado con el sistema de salud pública más eficaz, lo que debe hacernos sentir también orgullosos de los profesionales que lo conforman, que han sido capaces de asumir de una forma sobresaliente este complicado reto.

Pues bien, el Gobierno ha anunciado que va a repartir 3,4 millones de dosis extras. Muy pocas (o incluso ninguna) llegarán a Galicia. La “explicación” es que hasta ahora ha recibido más que las demás comunidades. Evidentemente, ha sido así para poder seguir el ritmo de las vacunaciones y alcanzar los objetivos en función de las franjas de edad. Pero el hecho de que Galicia haya tenido que vacunar a sus personas mayores no implica que ahora no tenga que hacerlo con sus jóvenes. Se podría entender un reparto de esas dosis extras en función del porcentaje de objetivos y necesidades, pero no parece haber sido así. El Gobierno ha respondido con oscurantismo en un momento en el que lo más conveniente es la transparencia. Porque si no podría parecer que se quiere castigar la eficacia con la que se ha desarrollado el proceso hasta ahora y forzar a Galicia a frenar. ¿Cómo explica el Gobierno de España a los jóvenes de Galicia que, ahora que les toca a ellos, no va a enviar vacunas en ese reparto extra? En todo momento, para los repartos se ha hablado de porcentajes, ya fuera de población o de franjas de edad. ¿Cuáles son las cuentas que hace el Gobierno para que, en este caso, el resultado haya sido cero o casi cero? Ustedes mismos.

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