Estos animales salvajes, al igual que todos los animales del planeta Tierra, tienen boca y por ella comen. Continuamente se les acusa de ser los que arruinan a los ganaderos, agricultores y a los tecores (sociedades privadas de cazadores). Muchas de estas personas quieren que sea la Xunta quien pague los daños que produzcan estos animales en los terrenos situados en el interior del perímetro de sus tecores. La ley de Caza 13/2013 de Galicia establece que son los tecores los que deben pagar los daños provocados por la fauna existente dentro de dichos perímetros acotados, al ser esta fauna cinegética cazable, única y exclusivamente de su propiedad.

Muchas de las personas afectadas por los daños son ganaderos, agricultores, que, a la vez, pueden ser cazadores socios de tecores, miembros de sus directivas, pueden ser comuneros y/o miembros de sus directivas de comunidades de montes, etc. Una gran parte de las personas que componen este mundillo son jubilados. Bajo el paraguas de la Federación Gallega de Caza, algunos sindicatos agrarios y otras representaciones de cazadores, todos ellos, se sacan de la manga que el problema de los daños generados por los jabalíes y lobos es un problema de todos. Claro, es un problema de todos, para que las indemnizaciones las paguemos con dinero de todos, dinero público.

Pasa que los tecores negocian la venta de jabalíes en vida, en libertad en el monte, a cuadrillas foráneas de cazadores. Los señores de los tecores pueden cazar y vender la carne. Estos señores pueden hacer papandurrias. Esta gente confunde el tocino con la velocidad. El jabalí y el lobo no son el problema, ni son el problema de todos, pero sí son un problema que afecta a todos, cosa muy distinta. ¿Por qué afecta a todos? Porque todos pagamos y consumimos los productos del campo. Los pagamos más caros porque, debido a los daños, se merma la producción y, a menos producto, más caro su precio en el mercado. O sea, los ciudadanos ya estamos pagando por daños.

Esas personas que piden que los daños se paguen con dinero público, al final, se contradicen. Mientras manifiestan que los jabalíes son una plaga, por otro lado “protegen”, porque se oponen a su caza en las modalidades de al salto y en mano. ¿En qué quedamos? No hace mucho un sindicato lanzaba un S.O.S. reclamando la intervención del Ejército para luchar contra el jabalí. Esto suena a algo cómico.

Por otro lado, existe la preocupación de que cada vez, existen menos cazadores en Galicia. Es así. Hace 40 años había 100.000 cazadores. Hoy, apenas somos 40.000. En aquellos tiempos cabíamos todos en el monte. Se cazaba también en las modalidades de al salto y en mano.

A este paso, ni damos solución a los problemas de la caza, ni se crea un solo empleo en este ámbito, ni se reactiva la economía del rural.

Volviendo a los tecores, hay que aplicar la ley. Estas sociedades privadas están obligadas a pargar los daños que generan los animales dentro del perímetro de sus terrenos. No queda otra. Si no tienen un seguro es su problema. Si carecen de socios suficientes es su problema. Si los socios no pagan su cuota también es su problema. Si no puede hacer frente a las indemnizaciones, pues se cierran esos tecores. Y en su lugar, se crean los tecores autonómicos. La creación de tecores autonómicos está recogida en la ley.

El rural, sus pueblos y aldeas, merecen un mejor futuro. El ejercicio de la caza, de acuerdo con la ley, ayudaría en ello.