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Ceferino de Blas.

Opinión

Ceferino de Blas

Guiones por escribir de Ons

El comentario de un amigo de que sus hijos acaban de pasar una semana de camping en Ons refrenda la tesis del tirón irresistible de las islas atlánticas, y más en tiempos de pandemia. Cíes es el culmen del turismo de naturaleza, y Ons la alternativa. Pero su atracción no finaliza en el paisaje.

Las Cíes también rebosan historia, poesía y leyendas y Ons, que empieza a reescribir su pasado, es vista como un buen argumento por los autores.

El novelista Pedro Feijoo hizo a la isla protagonista de su magnífico relato, “Los hijos del mar”, en el que convierte sus cavernas (furnas) en el lugar idóneo para esconder los tesoros de Rande que buscan los nazis.

Recientemente, Morris –Antonio Durán–, nos animaba a ver la película “Ons”, dirigida por Alfonso Zarauza, una magnífica panorámica de la isla, que descubre rincones bellísimos, con el trasfondo de un drama psicológico de emociones humanas.

Novela y película son dos visiones de tono diferente, pero que acumulan literatura y arte al patrimonio de la isla.

Novelista y cineasta debieron documentarse a fondo para acometer sus obras, pero eludieron la historia de Ons, y el episodio que aconteció hace ahora cien años, que mereció este titular: “Los colonos de la isla de Ons se sublevan”.

He aquí lo ocurrido:

“Los colonos, armados con toda clase de instrumentos ofensivos, desde el fusil y la escopeta hasta el palo y la hoz, se alzaron en masa y gritando y disparando tiros, arremetieron contra los únicos representantes de la autoridad que en la isla quedaban, dos guardas jurados, obligándolos á abandonarla como única manera de salvar la vida”.

En aquel tiempo residían en Ons cerca de cuatrocientas personas.

Hoy toca recordar el centenario de aquella rebelión de los colonos, que el 15 de junio de 1921 se “proclamaron los únicos dueños de la isla”.

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¿Qué había ocurrido? La isla era propiedad de Fernando Quiñones de León, marqués de Valladares, que muere en noviembre de 1918, a causa de la gripe. Al poco tiempo la viuda, la inglesa Marianne Whyte, la vende a Marcial Bernadal, vecino de Ons, y al médico Manuel Riobó Guimarans. Pero en marzo de 1921, Riobó adquiere toda la propiedad, por desavenencias con Bernadal.

Desde entonces, los colonos comenzaron a mantener una actitud hostil hacia el nuevo propietario, talando el arbolado y realizando actos de sabotaje. Incluso se opusieron a que entrasen en la isla más vacas que Riobó enviaba para aumentar las que tenían en aparcería.

Es obvio que el veto a las vacas nada tiene que ver con la controversia que suscitó el ministro de Consumo, Alberto Garzón, por el cambio climático y las comidas saludables. Pero los colonos se opusieron a que llegasen más vacas.

En el mes de noviembre, agentes del juzgado de Marín, se trasladaron a Ons para investigar el caso.

Es cuando asumen el protagonismo dos hijos del propietario, el también médico Didio Riobó Bustelo y su hermana, Sofía –hasta que muere, en agosto de 1925–, que pretenden mejorar la vida de los isleños. En busca una solución los colonos envían al Gobierno de la República, en 1931, una instancia para que adquiera las tierras. El promotor es el maestro Joaquín Fernández Cambeiro, que enseñó a leer y escribir a la mitad de los isleños.

La llegada de la República había creado un ambiente tan esperanzador que el gran periodista Manuel Lustres Rivas realiza una excursión a Ons y escribe dos artículos sobre “la isla que puede servir de ensayo para la socialización de la tierra”, ilustrados con espléndidas fotos de Pacheco.

Pero ese clima se desvaneció con el paso del tiempo. A Didio, progresista y republicano convencido, nunca le dieron tregua ya que según la prensa, “viene sufriendo imposiciones injustas de una parte de los vecinos”.

El 1 de enero de 1934, es enterrado en Bueu su padre, Manuel Riobó, que fuera médico forense del Juzgado de Instrucción número 1 de Vigo. Y tras el golpe de Estado de 1936, Didio se confina en Ons, donde pone fin a su vida a principios de octubre. La última noticia en la que aparecía su nombre es de agosto del 36, cuando aporta 40 pesetas al Ayuntamiento de Bueu para el Ejército franquista.

La periodista Marta Lemos trata en su libro “A bordo das Ons”, la historia de la isla, en la que es pieza fundamental Didio Riobó, pero la vida de ese personaje y su familia es otro guión que está por escribir.

Hoy toca recordar el centenario de aquella rebelión de los colonos, que el 15 de junio de 1921 se “proclamaron los únicos dueños de la isla”.

Fue un visto y no visto, pero ahí queda como testimonio del carácter indómito de los isleños, y documento para nuevas obras de creación.

Son relatos que debían conocer los turistas para llenar de vida los paisajes que admiraron. Es lástima que la mayoría regresen al continente sin aprender nada de la historia de la isla que el escritor Castor García Rojo, tras una excursión a Ons con Didio Riobó, en 1932, llamó “paraíso terrenal”.

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