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Joaquín Rábago.

A Ayuso le gusta La Moncloa

A la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, le gusta La Moncloa, y se le nota. ¡Tenga, pues, cuidado quien es todavía su jefe! La Agustina de Aragón de los madrileños, a quienes considera un pueblo totalmente homogéneo y unido en torno a su desenfadada figura, se despachó el otro día a gusto con quien es para ella solo un usurpador.

Y no lo hizo desde el edificio de la Comunidad, que de tantas torturas fue testigo durante el franquismo sin que nada en él, ni una simple placa en memoria de sus víctimas, nos lo recuerde.

No, la presidenta de la Comunidad no esperó a trasladarse a su despacho para soltar ante los periodistas toda la bilis que llevaba acumulada, sino que decidió lanzar su particular “Yo acuso” contra Pedro Sánchez desde la propia Moncloa.

Tomando prestado lo que dijo el presidente Joe Biden de una reunión mantenida con el líder ruso, Vladimir Putin, Ayuso afirmó haber “mirado a los ojos” a Sánchez para manifestarle sin tapujos sus discrepancias.

Habló de la “ruptura” por el presidente del Gobierno del “orden constitucional”, de minorías que “odian a España” –¿a España, o sobre todo a la que ella representa?–, y acusó a Sánchez de dejarse “humillar, despedazar y hundir” por los nacionalismos. En su hiperbólico discurso, denunció un “cambio de régimen”, habló de un “proyecto totalitario que está cogiendo velocidad de vértigo”, de “minorías racistas, que bajo motivos económicos y políticos tienen secuestrada a la Nación”.

Tomando prestado el verbo “robar” a los nacionalistas catalanes, Ayuso acusó directamente al presidente del Gobierno de tolerar que los “los independentistas roben España a los españoles”. Y se permitió darle lecciones al presidente del Gobierno, diciéndole que, en lugar de subir los impuestos a Madrid, los baje en el resto de las comunidades. ¿Hay quien, en punto a españolismo, dé más que Ayuso en este momento? Ni siquiera los chicos de Vox pueden subir la apuesta. La presidenta ha colocado muy alto el listón hipercentralista.

"Ni siquiera los chicos de Vox pueden subir la apuesta. La presidenta ha colocado muy alto el listón hipercentralista"

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A uno, madrileño de nacimiento pero ante todo ciudadano europeo, se le antoja que, de seguir por esa senda que tan buenos resultados le han dado en casa, Ayuso va a hacer que el resto de las comunidades acabe odiando lo que su Madrid representa. Pero sobre todo, ¿a qué había ido Isabel Díaz Ayuso a La Moncloa? ¿No se trataba de una visita de cortesía obligada tras su elección como presidenta de la Comunidad? ¿Habló con Sánchez la presidenta de sus proyectos para Madrid?

¿Trataron de las necesidades de los madrileños, de las infraestructuras, de la educación, de los servicios sanitarios, de esa Telemadrid que, gracias a una nueva ley aprobada por la vía de urgencia, Ayuso va a controlar como controlan sus televisiones los regímenes de partido único? A la presidenta de la Comunidad, aconsejada por su particular Rasputín, conocedor como pocos de la Moncloa gracias al tiempo que pasó allí con el presidente Aznar, parece no bastarle ya Madrid y no disimula últimamente demasiado lo que ambiciona.

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