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Alberto González-Garcés Santiso

Nieblas de verano. Afloramiento y riqueza marina

En el hemisferio norte, debido al efecto de la rotación de la Tierra, las masas de agua tienden a desplazarse hacia la derecha con respecto a la dirección de los vientos. De esta manera, en el oeste de Galicia, la Galicia atlántica, los vientos del norte hacen que las masas de agua superficiales se desplacen hacia la derecha de la dirección de estos vientos, es decir, hacia el oeste, hacia alta mar.

Así, en la costa oeste de Galicia, cuando los vientos dominantes son del norte, lo que suele ocurrir frecuentemente en primavera y verano, las aguas superficiales se desplazan hacia mar abierto. Este fenómeno va acompañado de una ligera bajada del nivel de la superficie del mar, de unos pocos centímetros, en la zona más costera, en las aguas de la plataforma continental. Para “rellenar” esta bajada del nivel del mar provocado por los vientos del norte, se produce un ascenso de las aguas profundas, que suben hasta la superficie: el “afloramiento”.

Las aguas que vienen del fondo del mar, que “afloran” a superficie, tienen dos características muy notables. Son frías y contienen “sales nutrientes” que estaban depositadas en los fondos marinos. Así pues, el afloramiento marino enfría las aguas superficiales y las fertiliza.

La fertilización de las aguas se produce, como dijimos, por medio de las llamadas sales nutrientes. Pero, ¿qué son las sales nutrientes y para qué sirven? Seguramente ustedes habrán abonado la tierra de cultivo, si son agricultores, o la tierra de las plantas de sus casas, si son más de ciudad. Si se fijan en el bote de los abonos o fertilizantes de plantas caseras verán que los componentes fundamentales de los fertilizantes son el nitrógeno, el fósforo y el potasio, presentados normalmente en forma de sales. Las llamamos “sales nutrientes”.

Ya ven, curiosamente, para abonar, y conseguir una buena producción de plantas y que estén sanas, no es tan importante aportar materia orgánica como aportar estos tres elementos mencionados, nitrógeno, fósforo y potasio. Esto mismo ocurre en el mar.

Todos conocemos el fenómeno de la fotosíntesis. Las plantas toman dióxido de carbono del aire y con agua y la energía de luz del sol producen hidratos de carbono y oxígeno. Después se van formando las proteínas. También es así en el mar. En la superficie del mar, especialmente en verano, hay dióxido de carbono, agua y luz en abundancia. Pero el proceso es bastante más complicado que esta simplificación. En el proceso de la fotosíntesis, tanto para la formación de las primeras moléculas, como para aportar la energía necesaria o para constituir los enzimas que participan en el proceso, son imprescindibles tanto el nitrógeno como el fósforo y el potasio. De ahí su vital importancia.

Pero como estos tres elementos se consumen de manera muy activa, es necesario renovarlos, aportarlos de nuevo, de la manera adecuada. El afloramiento marino los aporta de la manera adecuada, en forma de sales. Así pues, el afloramiento marino, aportando nitrógeno, fósforo, potasio y otros elementos esenciales, es la base de la riqueza de nuestras aguas.

"Cuando metan las piernas en las frías aguas de las playas o vean las nieblas de verano, mírenlas con buenos ojos y piensen: nuestras aguas se están fertilizando"

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El fitoplancton marino, que es la base de la cadena trófica en el mar, aprovecha las sales nutrientes para su desarrollo y reproducción. Si se produce una gran abundancia de fitoplancton marino, se producirá una gran abundancia de las demás especies marinas. Entre ellas los peces y los mariscos. Nuestra riqueza de productos marinos.

El afloramiento marino que abona nuestras aguas es la base de la riqueza de nuestros mares y rías. Recuerden, el afloramiento marino gallego es el más importante de Europa, por eso tenemos las costas más ricas en fitoplancton marino del continente y, en consecuencia, las aguas marinas más productivas de Europa.

Pero, claro, siempre hay algún pequeño inconveniente. Las aguas del afloramiento, procedentes de los fondos marinos, son frías. Tienen una temperatura del orden de los 13º C. Y cuando llegan a nuestras playas y metemos nuestros pies en ellas notamos realmente lo frías que están. Yo por lo menos. Otro efecto de estas aguas frías del afloramiento es que cuando se ponen en contacto con el aire caliente, normalmente más caliente en verano, suelen formar nieblas. Nuestras nieblas de la costa en verano.

Sin embargo, recuerden, las aguas frías de las playas y las nieblas de verano, tan aparentemente molestas, son un índice de que se está produciendo el afloramiento, es decir, es un índice de la riqueza de nuestras aguas marinas. Así que cuando metan las piernas en las frías aguas de las playas o vean las nieblas de verano, mírenlas con buenos ojos y piensen: nuestras aguas se están fertilizando, se está agrandando nuestra riqueza marina.

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