Si nos atenemos al último sondeo publicado el domingo, Feijóo se perpetuaría en el poder con una situación política gallega en calma y en donde apenas hay trasvase de votos y escaños, salvo una pequeña horquilla, favoreciéndole la evolución de la pandemia en Galicia y no tanto por la gestión de la misma que está en consonancia con la dispersión poblacional. Una situación que en el caso de la oposición consolida al BNG en su techo electoral, no teniendo el PSG/PSOE un candidato con más carisma y con un perfil más político, de cuya debilidad socialista recoge Ana Pontón como así se refleja en el sondeo. Un BNG más moderado y al cual de momento no le interesaría “según como se mire” estar en posiciones tan radicales que le perjudicarían electoralmente. Mientras el PSG/PSOE es víctima de sí mismo como ya es tradicional en el aparato gallego de esta formación, en donde la referencia en el mismo fueron entre otros sus alcaldes, Paco Vázquez en su día y ahora Abel Caballero, que nunca quisieron salir de sus feudos, con el fin de poder reforzar la débil estructura del partido en Galicia y por lo tanto postularse como candidatos autonómicos a pesar de la fortaleza de los conservadores.

Los socialistas gobernaron con Laxe (1987- 1990) a la cabeza después de una crisis en el PPdeG y una segunda vez con Touriño (2005-2009) a raíz del Prestige, es decir que salvo catástrofe natural ó política y no por méritos propios les corresponderá estar en la oposición a no ser que sus victorias locales y “con ayuda del BNG” tengan un reflejo en unas elecciones autonómicas.

Respecto a las demás formaciones serían marginales en Galicia en ambos bloques ideológicos teniendo en cuenta además que en el flanco del centroderecha el Partido Popular es una apisonadora de fuerte implantación en la comunidad gallega y en la izquierda nacionalista nos encontraríamos una fragmentación de fuerzas como en la legislatura anterior ó una concentración del voto entorno al BNG en la actualidad, mientras se mantenga la paz y estabilidad del actual momento.

Por lo tanto, a Feijóo solo le queda en principio imitar a su homólogo del Lander de Baviera y presidente de la CSU Markus Söder que intentó saltar a la política nacional sustituyendo a Angela Merkel para al final seguir en su feudo, teniendo en cuenta que Söder es más político y menos tecnócrata. Mientras Feijoo encuentre el campo madrileño sembrado de minas y con un horizonte que no esté claro por aclamación no dará el más mínimo paso.