Cada 24 de mayo la Iglesia celebra la Jornada Mundial de Oración por la Iglesia en China, instituida en 2007 por Benedicto XVI en su Carta a los católicos del gigante asiático. Como recordó este año el Papa Francisco, su finalidad es acompañar a los hermanos en la fe, que en China celebraban la fiesta de su patrona, María Auxilio de los cristianos, venerada en el Santuario de Sheshan, en la ciudad de Shangai.

La situación sigue siendo muy difícil. Hace unas semanas fue arrestado el obispo Zhan Wizhu, de la diócesis de Xinxiang. La víspera, 100 policías se presentaron en el seminario para arrestar a siete sacerdotes y diez seminaristas. La Santa Sede lleva tiempo tejiendo relaciones y haciendo una callada labor diplomática para rebajar tensiones y propiciar encuentros. La política de “pequeños pasos”, iniciada por San Juan Pablo II, ha ido dando algunos frutos, pero la situación está muy lejos de ser clara y segura y con frecuencia muestra inquietantes retrocesos.