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Fernando Granda

Libertad, ese anhelado tesoro

Una palabra con la que se llenan la boca aquellos que nunca sufrieron su falta

Hablan de libertad quienes no conocieron su falta, quienes vivían sin echarla en falta, quienes no sufrieron su falta. ¿Falta de memoria? No. Creo que es que no vivieron sin libertad. Sí, son jóvenes o desmemoriados. Porque quienes sufrimos la falta de libertad –perdonen la reiteración de falta y de libertad–, quienes vivimos, trabajamos, coaccionados por autoridades no democráticas conocemos lo que es la libertad. La desfachatez de decir hoy en España que no hay libertad –eslogan popular– enerva a quienes sufrimos tiempos de oscuridad política, laboral, social, informativa.

Es significativo que ahora a la libertad se la relacione con “tomar cañas”. Gritan libertad quienes parece que ni han leído la Declaración Universal de Derechos Humanos. En algunos ámbitos se habla de libertad en vez de democracia y muchos de los que gritan en las calles, en las juergas en Madrid, tras sus recientes elecciones autonómicas, ni siquiera han ido a votar, unos por ser menores de edad, otros por ser libres para abstenerse. Y en España tenemos la libertad para no votar, esa libertad de la que carecen en otros países con mayor tradición democrática, caso de Italia, Bélgica, Grecia y en Luxemburgo la multa es importante.

“La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no cause perjuicio al otro”. Así se expresa en la declaración que en 1948 se estableció en París en el seno de la Organización de Naciones Unidas. Un documento que hace casi 73 años adoptó la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948 en la que se recoge en 30 artículos los derechos humanos básicos. Unos derechos que, al “ser inherentes a la dignidad humana y resultar necesarios para el libre desarrollo de la personalidad”, son ya recogidos normalmente por las constituciones modernas –entre ellas la española de 1978– asignándoles un valor jurídico superior. La libertad que reclama ahora el Partido Popular madrileño ya está reflejada en nuestra Carta Magna, aprobada por la gran mayoría de los españoles aunque la formación que lidera Isabel Díaz Ayuso hoy en Madrid, pidiera en su día la abstención y se abstuviera a la hora de votarla en las Cortes Españolas. Claro que tanto ella como el hoy presidente del partido nacieron libres, después de la dictadura.

Quienes reclaman libertad ahora lo han podido hacer porque en nuestro país existe la “libre determinación, la individualidad, la autonomía responsable”, el “derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas”, así como el “derecho a manifestar y difundir libremente ideas, opiniones o informaciones”, la “facultad de emitir o recibir información por cualquier medio de difusión, sin previa censura gubernativa”, el “derecho de toda persona a tener y manifestar cualquier ideología, y a no ser obligada a declarar sobre ella” y el “derecho a organizar sindicatos y a afiliarse al que se desee”, según las acepciones que la Real Academia Española reseña al hablar de libertad.

"Quienes reclaman libertad ahora lo han podido hacer porque en nuestro país existe la 'libre determinación, la individualidad, la autonomía responsable'"

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Libertad es un concepto del que se ha pronunciado siempre la humanidad desde los tiempos más remotos, desde que la persona existe. Y son muchas las opiniones que se manifiestan sobre su sentido. De la antigüedad clásica hasta hoy, intelectuales y científicos se han definido sobre la libertad. “La ignorancia es la raíz de la falta de libertad”, en opinión del ex director general de la Unesco y exministro Federico Mayor Zaragoza, mientras quien fuera alcalde de Madrid, el “viejo profesor” Enrique Tierno Galván llegó a decir: “Bendito sea el caos porque es síntoma de libertad”. Para el escritor francés Albert Camus la prensa “libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala”, mientras el premonitorio británico George Orwell, ante las mentiras que se decían como propaganda para la manipulación informativa, contestaba: “Cuando el fascismo llegue finalmente a Occidente, lo hará en nombre de la libertad”. Claro que el irlandés Bernard Shaw, gran polemista, señalaba que “Libertad significa responsabilidad; por eso le tienen tanto miedo la mayoría de los hombres”.

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