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Luis M. Alonso.

SOL Y SOMBRA

Luis M. Alonso

Verdades sombrías

Las verdades sombrías que plantea “Lo que está en juego” (Anagrama) llevan a su autor, Philipp Blom, a considerar si el mundo debe seguir rigiéndose por los conceptos políticos de siempre, basados en viejas ideologías, o cambiar hacia una perspectiva utilitaria que aleje a la sociedad de la idea exclusiva de mercado o de fortaleza. El problema es que los partidos que predican liberarse de estos atavismos desde una supuesta heterodoxia han acabado también encarnando no ya lo que se practica en estos momentos, sino un modelo camuflado que se acerca aún más a las ideologías que condujeron hacia las dos guerras mundiales en el pasado siglo. La izquierda, con una clase media debilitada desde que el futuro se partió en dos en 2008, ha abandonado la socialdemocracia al radicalizarse su clientela debido al empobrecimiento y avanzar hacia posturas totalitarias e identitarias. La derecha ha renunciado al sueño liberal para todos en favor del beneficio de unos cuantos y en perjuicio de un equilibrio igualitario. Ambas, la izquierda y la derecha democráticas, libran en su seno batallas feroces: la primera, contra su deriva más reaccionaria; la segunda, frente a los populismos que la empujan hacia postulados intransigentes y xenófobos.

La discusión de ideas, reemplazada por el diseño fundamentalista y propagandístico, parece haber llegado a su fin

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Antes, todo esto se podía discutir en un espacio público que compartía una realidad de los hechos. Pero la digitalización tiene actualmente, como también resalta Blom en su libro, consecuencias perjudiciales en la adopción democrática de las decisiones por crear corrientes de opinión parceladas, fruto de una fantasía alimentada por el mundo digital que reproduce un horizonte propio sin necesidad de que sea cuestionado o ensanchado. Cada cual vive su propia realidad y su única verdad. El debate de las ideas, aunque pudiera parecer lo contrario por el guirigay que se forma en las redes sociales o en las encendidas tertulias televisivas, es algo que se ha vuelto obsoleto. La discusión de ideas, reemplazada por el diseño fundamentalista y propagandístico, parece haber llegado a su fin.

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