A l principio en casa nos pareció una mosca. Pero el presentador de Mask singer, Arturo Valls, nos decía: “¡Es mariposa, es mariposa!”. Bien, vale, no nos vamos a pelear por ese asunto. Aquí el intríngulis, como siempre, era saber quién se escondía debajo del disfraz. Hubo una pista con un punto de retranca puntiaguda: en las imágenes de presentación de este insecto volador, le ofrecieron para comer unos chorizos. ¡Ahh! Era un aviso, sí; la criatura estaba relacionada con chorizos. Pero solo fue un momentito. Un visto y no visto. Al final, cuando se descubrió el misterio, lo comprendimos: debajo de la máscara emergió doña Esperanza Aguirre. ¡Ah! Si esto de Mask singer no fuera una espuma, un sifón para el entretenimiento gaseoso e inofensivo, si este Mask singer tuviera un punto de sarcasmo y dinamita, a la señora Aguirre le hubieran puesto alrededor una corte de ranitas. Esas ranas que le han ido brotando de debajo de la falda a lo largo de toda su vida política. La sesión ha cumplido con lo que pretendía: hacer el show blanco, escanciar una suerte de simpatía, y la señora Aguirre encantadísima. Comprendamos su alegría: sigue imputada en la causa sobre la financiación ilegal del PP en Madrid, rama desgajada de otra macrocausa que la judicatura sigue sobre el llamado caso Púnica, en donde está también imputada una de sus ranitas principales, Francisco Granados, entre otros renacuajos de menor cuantía. Le ha debido venir bien a doña Espe este baño de fantasía. Mask singer es un carnavalito en donde además de hacerte un traje te dan un masaje en plan jacuzi. No nos pongamos impertinentes hablando de la cruda realidad de la vida. Se trata de pasarlo bien. Dibujemos mariposas en lugar de murciélagos y vampiros.

Independencia cósmica. Puestos en el humorismo a mí me ha gustado Esty Quesada –conocida en las redes como Soy una pringada– en Un país para reirlo (La 2). Se la ha encontrado Goyo Jiménez en Donosti haciendo campaña sobre sí misma para que la elijan nueva lendakari. Su ideario político es nítido: “Euskadi independiente de España, del mundo y del universo. Se hará lo que yo quiera, o sea, soy totalitaria, pero bien. Y solo me pueden votar los frikis y los locos, que son la mayor parte de la población”. ¡Ah! Como decía el portero de un frenopático famoso: “Cada noche, cuando cierro la verja, dejo más fuera que dentro”.