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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las “amenazas”

Uno de los elementos más llamativos del nuevo desacuerdo sanitario entre el Ministerio y las Autonomías es, además de que la ministra Darias parece haber heredado los tics de su predecesor Illa –frustrando la esperanza inicial de que algo había cambiado a mejor en ese departamento–, la postura del Gobierno central. No se habla de sorpresas porque, tratándose del equipo del señor Sánchez, lo extraño sería que actuase con algo de coherencia y el máximo posible de sinceridad, pero la experiencia demuestra que esas son, entre otras, virtudes de las que carece el Gabinete.

Consciente quien la expone de que la opinión anterior puede no ser aceptada por los que defienden a don Pedro y sus apoyos, conviene argumentarla. En cuanto a la incoherencia, porque llama la atención que los mismos que se desentendieron de la pandemia, dejando el asunto en manos de las comunidades y de la UE –después de proclamar la “victoria” ante el virus– pretendan ahora ponerse en cabeza de la procesión y llevar el estandarte. Y acerca de la sinceridad, al menos en este terreno, basta para comprobar su inexistencia con escuchar las prédicas del señor Simón.

El refranero, que para alguna que otra circunstancia aconseja aquello de “piensa mal y acertarás”, permite al menos sospechar que el giro gubernamental, que parece pretender el control sanitario ahora que la cosa va mejor, lo que busca es apuntarse el éxito probable del control de la situación tras un proceso de vacunación que en apariencia va a buen ritmo. Algo en que los gobiernos autonómicos tienen méritos propios y que, con franqueza, de reclamarlos el de España sonaría a sarcasmo. Y ahora mismo no está el horno para esos bollos.

El presidente Feijóo, a la vista de las “advertencias” de Sanidad, habló de “amenazas” y dijo que la Xunta no está dispuesta a aceptar ninguna. Y analizó, sin demasiada profundidad, lo que de seguro utilizarán Cataluña y País Vasco: que, sea aviso u otra cosa, el Gobierno invade competencias de las Autonomías. Que han revertido a las comunidades cuando se levantó el estado de alarma sin legislación adecuada, aparte la absurda mención de la vicepresidenta Calvo a una ley inservible ante pandemias; además de torpe, este equipo ignora sus deberes.

En uso de su derecho, pero desde el punto de vista personal de quien no lo comparte, los abundantes trovadores progubernamentales replican a las críticas que “forman parte de intrigas de la oposición”, sea de centro o radicalmente de derechas, o se originan en grupos de presión a los que interesa la caída de la coalición PSOE-Podemos aprovechando los errores que comete. Olvidan, los replicantes, un principio básico aplicable a cualquier sociedad: solo los idiotas desean que fracase el gobernante porque los primeros y más afectados serán siempre los gobernados. Y, sobre los lobbies, hay otro fallo de memoria: en Galicia se sabe mucho de ellos, y no todos están sentados a la diestra del dios/padre monclovita. Más bien al contrario.

¿O no...?

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