Cuando leo las noticias que tienen que ver con este colectivo, tan maltratado por la pandemia, creo que algo le falta a nuestra sociedad.

Nos preocupamos por la economía, las restricciones, la vacunación, por cuánto queda para tener el pasaporte COVID y salir de viaje…

Todo muy lógico, pero tengo la impresión de que, en lo tocante a los mayores que viven en residencias, vacunados e inmunizados desde enero, se les está dando “gato por liebre” y no me parece que se lo merezcan.

Sale en la prensa que en Galicia, desde el 29 de mayo, los mayores residentes podrán salir “todos los días de la semana” y me alegro mucho, hasta que leo el resto de la noticia “…hasta cuatro horas máximo”.

Y me pregunto ¿cuántos mayores van a poder salir todos los días? Y cuántas familias disponen del tiempo para procurarles ese continuo trajín a esos mayores durante la semana. Sin embargo en el fin de semana, si intentan facilitarle una salida adecuada a su familiar, que lleva más de un año esperando, “resulta que tienen solo cuatro horas”. Mucho me temo que los que deciden los términos de la flexibilización de las medidas o les fallan las matemáticas o quieren darles gato por liebre a los mayores. Errar es de humanos, pero corregir es de sabios. Utilicemos la cabeza.

Ahora que llega el verano y el buen tiempo, mientras muchos españoles saldrán hasta tarde, tomarán unas cervezas con amigos y viajarán sin problema, los mayores de las residencias en Galicia, si quieren ir a comer en casa con su familia y los recogen en el Centro a las 13.30, tendrán que volver a las 17.30 de la tarde, cuando más a gusto están, en plena digestión y disfrutando de la compañía y del clima, sabiendo que les espera hasta las 20.30, que cenan, tres largas horas entre cuatro paredes.

¿Quién aguanta eso sin deprimirse?. A ellos no les queda otra. ¿O sí?