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Nieves Lagares Diez

Más allá de Moncloa

Cuando era pequeña aprendí aquello de que el orden de los factores no alteraba el producto; la conmutatividad era una propiedad de algunas operaciones matemáticas pero muy poco aplicable a las cosas serias de la vida como la mayonesa o la política.

Desde que Ayuso arrasó en Madrid, los medios de la capital, por encima de todo jacobinos, más allá de matices ideológicos, han generado tanto revuelo y exaltación con lo ocurrido, que casi todos han tenido que saltar al agua en medio del temporal y ponerse a nadar o a ahogarse, según fuese más conveniente en cada caso, o más táctico para cada partido.

Iglesias eligió ahogarse rápido, sin chapoteo, dicen que tiene preparada una operación de rescate; a Gabilondo lo hundieron, limpio, profesional; Bal, silencio, que no se note; y Errejón, que ha visto en piel ajena la fragilidad de moverse exclusivamente en el eje izquierda-derecha, ha apostado por el papel de la sostenibilidad en el Siglo XXI, que parece será verde, otra vez el más listo.

Ayuso le paró los pies a VOX, incluso lo dejará fuera del gobierno; pero precisamente ese éxito abre caminos alternativos en el PP que son estratégicamente antagónicos y apuntan futuros diferentes.

La extrema derecha en España ha venido para quedarse, y Madrid lo demuestra; hay un elemento nacionalista y, se dice ahora, nativista español, que genera la construcción de posiciones de extrema derecha, y esto no va a cambiar de repente.

Por eso, aunque los resultados de Ayuso no son los mejores resultados del PP en Madrid, quizás sean los que más influyan a nivel estatal en los últimos tiempos. Y por eso también, las declaraciones de Casado se han centrado en reconducir el discurso de Ayuso.

Si Ayuso dice que transciende al PP, Casado lo aclara; si dice que tiene voto prestado que no es del PP, Casado lo aclara; lo cierto es que Casado parece haberse convertido en el intérprete, el exégeta de Isa, como la llama ahora para mostrar lo unidos que están. Uña y carne, se nota.

Mientras, Feijóo calla. Al entusiasmo madrileño responde el Presidente de los gallegos con un aprendido “Madrid abre las puertas de Moncloa a Casado”, que suena más lacónico que ilusionante. Vamos, que no ha encontrado Feijóo los términos para sumarse al alborozo popular.

Y es que aunque parezca que Ayuso ha conseguido “casi” lo mismo que Feijóo en cuatro ocasiones, lo cierto es que lo ha hecho de una forma totalmente diferente. Feijóo ha ganado disputando el centro político, Ayuso ubicándose ella más cerca de la extrema derecha; el resultado es parecido pero la estrategia totalmente diferente. Matteo Salvini, el líder de la extrema derecha italiana, defiende el PP de Ayuso.

Si bates primero el huevo y el limón, después la mayonesa no liga; no es lo mismo incorporar la extrema derecha al centro, que el centro a la extrema derecha, la conmutatividad aquí no funciona, porque no se trata solo de sumar mayorías sino de saber a dónde quiere ir el PP, y a donde quiere llevar España, más allá de Moncloa.

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