En general, las desgracias de la vida, o hunden a la gente, o les hacen más fuertes. Esta pandemia ha generado en el planeta gran sufrimiento, y también la oportunidad de crear fortalezas humanas. Desde la psicología, Boris Cyrulnik (1937), inspirado por John Bowlby (1907-90), define la resiliencia como la capacidad, los valores y el potencial para superar y adaptarse a las circunstancias más duras de la vida, sobreponiéndose a las adversidades. Ahora el problema es que las personas se sienten atrapadas, esta pesadilla COVID-19 ya se hace interminable.

Todos estos meses están produciendo en la gente una inmensa desestabilización emocional. Cada día, además de los datos negativos que golpean desde el exterior, hay que vérselas con la exacerbación de las propias emociones más negativas. Asaltan la paz interior, si es que alguien la tiene, y la atención está alertando de peligro, mañana, tarde y noche. Incluso los sueños parece que castigan a muchas personas con las peores pesadillas. Estas circunstancias de la vida generan un entramado tan perfecto y desestabilizador, que trastocan cualquier psique, incluso a las mentes más fuertes, les impacta este desbarre emocional.

La impotencia, la rabia, el miedo, la ira, la impaciencia, la frustración, la tristeza, todo ese conjunto de sensaciones y emociones permanentes que absorben el potencial y carcomiendo la vitalidad, son el otro gran problema de la pandemia. Sumado a lo anterior, afectan a la satisfacción humana que aportan las relaciones familiares, de pareja y amigos, prácticamente ahora inexistentes.

En el trabajo parece que están las gentes con más crispación, y ello interfiere en la actividad. Ahora, es imprescindible buscar soluciones, tampoco tienen que ser inmediatas, para no incrementar la ansiedad, más bien diseñando horizontes más eficaces, más resolutivos. En las vidas, es inteligente que al identificar unos estados emocionales más bloqueadores, mejor tomar acción. Dejarse caer no tiene sentido, no es una vía de salida hacia felicidad alguna, incluso puede llevar al suicidio.

En situaciones de alto estrés emocional, como esta, no conviene autoengañarse, buscando distractores para esconderse de los problemas. Conectar de nuevo con el “sí mismo”, para tratar de modificar el conjunto del estado emocional devastador, es la vía para crearse la oportunidad de volver a la salud y a la vida. De ahí que el plan de evolución, de superación, pasa por la estrategia de aplicar la psicología, la ayuda para la salud mental. “Ningún problema puede ser resuelto en el mismo plano de pensamiento en el que fue creado”, (Einstein A. 1879-1955). Y por principio, si pudiera ser resuelto en ese plano, ya mismo, no se habría creado. Para resolverlo, como la ciencia psicológica dice, se precisan identificar las raíces del problema. Orígenes que están en un plano más profundo (level of consciouness)”, al cual no se tenía acceso en un principio. Evolución y desarrollo personal, son las metas que facilitan acceder a un nivel superior, donde se creará el estado mental que solucione el problema. O se tenga algún especialista que ayude a conseguirlo. La salud mental es para vivir mejor.

*Psicóloga