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DESDE MI ATALAYA

Manuel Torres

Patrimonio histórico marinense (XIII)

El crucero del camino que cruza la carretera hacia la iglesia de Marín de Arriba, es un ejemplar de singular valor, quizás el más completo de todos los que se encuentran en el término municipal. Se encuentra al borde del camino que sube desde La Raña al Iglesario, a pocos metros del cruce con la carretera. En su base consta la fecha de 1.813 en que fue construido y los nombres de los devotos que costearon su construcción, donde podemos distinguir, Pedro y María de Pazos.

La esbelta columna que sostiene la cruz tiene su fuste historiado con las escenas de Adán y Eva en el Paraíso y la serpiente tentadora enroscada en la misma. Falta un trozo de la cola de la serpiente que ha sido completada lamentablemente rellenada de cemento. Sobre un bellísimo capitel jónico con una cabeza de ángel en cada cara, se levanta la cruz de fina talla, con una hermosa efigie del Crucificado. Dos ángeles están en actitud de sostener sus brazos y otro tercero con un cáliz en la mano, recogiendo la sangre que mana de la herida del costado, por la parte opuesta la Virgen.

En las proximidades del cementerio municipal, nos encontramos el Pazo de San Pedro de La Raña, en el barrio del mismo nombre, antes frondosas robledas que servía para la celebración de la sonada romería; hoy el pazo de San Pedro se encuentra solo abandonado, soportando la acción destructora de los elementos, camino de su total destrucción, sin que nadie haga nada por su conservación. En su capilla dedicada a San Pedro, que es del siglo XVIII.

Fue fundada por D. Pedro de Villanueva y Grandal, natural de la feligresía de Santa María de Tourón y su mujer, el 2 de abril de 1784, bajo la advocación de San Pedro y la Asunción, con cargo de una misa semanal y otras dos cantadas en el día de la Asunción de la Virgen y en la festividad de San Pedro Apóstol, con la obligación además de repartir limosna a todos los pobres que concurrieran a las mismas. Según la visita que D. Fernando Iniesta y Estévanez, rector y cura párroco de Santa María de Mourente, Arcipreste de Morrazo, realizó en el año 1791 a la feligresía de San Julián de Marín, en cuya demarcación estaba la Capilla, consta que a la sazón la propiedad había pasado a los hermanos D. Francisco y D. Juan Novegil.

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